Antes de que se enfríe el café

Es una historia que me ha encantado, pero que me ha tocado la fibra sensible. No es un libro duro en sí, pero mi estado actual es un poco delicado y sufro bastante con todas las historias, y más si tienen un trasfondo un poco sensiblero. Trata temas complejos, como la muerte o el Alzheimer, pero me parece que de manera muy adecuada, pero me veo en la obligación de avisar por si estos temas os provocan un poco de ansiedad o no os gusta leer sobre ello. Otra cosa que me ha llamado la atención es que en la portada se dice: «Una mesa, un café y una decisión. Esto es todo lo que hace falta para ser feliz», pero no me ha parecido un libro especialmente feliz, es una cosa un poco extraño,
En este caso estamos ante cuatro relatos que tienen como escenario una cafetería medio escondida en Tokio, pero no son cuatro relatos aislados, sino que tienen una relación entre sí, un hilo conductor, lo que me gusta mucho, porque así me da muchas más ganas de seguir avanzando la historia.
En cuanto a la narración es muy sencilla, se lee de manera fácil, por lo que en ese aspecto es más que recomendable.
El primer relato, que se llama «Novio» trata de una ruptura. Es el relato que menos me ha gustado, pero porque la protagonista me pareció bastante insufrible. Luego aparece en alguno de los otros relatos y es verdad que mi opinión cambia un poco, pero lo interesante es que en este primer relato que conocen los misterios de la cafetería, cosa que después se hace un poco repetitivo, porque se dan las mismas normas en varias ocasiones.
El segundo relato es «Marido y mujer» y en él conocemos al señor Fusagi y me ha parecido una historia muy triste pero muy bonita a la vez. Esta historia sí que se va desarrollando en los demás relatos y creo que es mi favorito.
Con «Hermanas» seguimos con clientes habituales, pero es verdad que está un poco más alejado de la historia.
Y, por último, «Madre e hija», que es el relato más doloroso de todos. Con él os puedo decir que he llorado muchísimo, así que os podéis imaginar que no es muy fácil de leer.
En definitiva, este un libro que me ha parecido muy bonito, duro, sí, pero bonito. Siempre he dicho que los japoneses tienen una habilidad especial para contar ciertas cosas, y con cada libro que leo me reafirmo más en ello.

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