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Éste libro, ha logrado engancharme desde el principio hasta la mitad, donde considero que se desinfla notablemente. Su precuela logró un efecto totalmente contrario. Desde el principio hasta la mitad el libro me aburrió soberanamente, pero de la mitad al final, retoma el impulso de una manera magistral. Considero que el bajón que experimenta ésta novela de la mitad para el final, es causado por la monotonía y el hecho de que el patrón del libro es el mismo que el anterior. Todo se basa en la semejanza de los hechos (si hasta el autor lo admite en algunas partes de la novela), modificando lo superfluo y manteniendo lo esencial. Considero que el concepto de la trama daba mucho juego, y quizás por eso también siento que se desinfla bastante, porque lo cortan de una manera súbita y surrealista. También me desconcertó un poco el hecho de que Ricky, siendo psicoanalista, se pueda convertir en cuestión de minutos en investigador privado, y mediante meras conjeturas, descubrirlo y preverlo todo, lo que hace a la novela y al protagonista algo inverosímil. Se puede rescatar la actuación de varios personajes, bastante bien desarrollados. Como lo son la señora Heath, Charlie, Roxanne, etc. Cada uno de estos personajes están perfectamente fundamentados con sus actos pensamientos y biografías. El final me deja desconcertado. Tanta planificación, tanta minuciosidad, tanto esmero en el desarrollo de la novela, para que acabe sin más, de la manera que acaba. Inesperada y súbitamente, la conclusión me parece de lo más incongruente en ésta novela. |
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