Por aquella herida entraron cientos de mariposas negras que se posaron sobre mis ojos obstruyendo el paso de la luz, sumiéndome en la oscuridad e impidiendo, con sus aleteos, que volviese a oír las voces queridas.
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Por aquella herida entraron cientos de mariposas negras que se posaron sobre mis ojos obstruyendo el paso de la luz, sumiéndome en la oscuridad e impidiendo, con sus aleteos, que volviese a oír las voces queridas.
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La imaginación es lo que nos salva de la muerte y del horror de la vida, y a Helen Keller, en su infancia, le fue prohibido soñar.
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¿En que año nació Marcel Proust?