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Susann, Leonie y Maxie. Una septuagenaria que necesita realizar su último viaje, una joven profesora de escuela que no encuentra al hombre que la haga feliz y una inquieta aprendiz de pastelería que está a punto de descubrir cuál es su verdadera vocación. ¿Qué puede unir a éstas tres personas tan diferentes? Aparte de una bonita amistad, Mimi, la blanca y preciosa gata de Susann. Nunca imaginé que una novela de estas que catalogan como feelgood podría gustarme. No es el primer libro que leo de este estilo, género o como se le llame, es el segundo, pero con el primero no tuve una buena experiencia. O bien porque no fue su momento, o porque no lo leí con la compañía adecuada. Lo importante es que le he dado una segunda oportunidad, a pesar de que dije que lo feelgood conmigo no iba y me he alegrado mucho al comprobar que sí puedo disfrutar con historias más tranquilas, más lights, en las que no sucede gran cosa, pero consigue que sonrías durante su lectura. En este libro combinan los libros con los gatos y aunque yo no tengo ningún gato (ni ningún animal), no sé si me han dado ganas de tener un gato o se me han quitado las pocas ganas que tenía ya que hay momentos en este libro en los que Mimi se las trae 😅. Aparte de libros y gatos, a lo largo de sus casi 300 páginas encontraremos amores encontrados, amores frustrados, amores tan verdaderos como falsos, pero por encima de tanto amor, el más importante es la amistad tan sana que une a nuestras tres protagonistas. |
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