Se convirtió en un fiel aficionado a la vida intelectual de las tabernas: sentarse a cenar con un grupo de amigos, saborear una pipa, contar historias o debatir sobre política o filosofía moral hasta altas horas de la noche
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Se convirtió en un fiel aficionado a la vida intelectual de las tabernas: sentarse a cenar con un grupo de amigos, saborear una pipa, contar historias o debatir sobre política o filosofía moral hasta altas horas de la noche
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Vivir en un mundo como aquel era vivir con la sombra de la muerte cerniéndose sobre las personas en todo momento. Vivir significaba no haber muerto aún.
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Era mejor morir de cirrosis del hígado a los cuarenta años que de disentería a los veinte.
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Mientras que la peste se cobra miles de vidas, el miedo se cobra decenas de miles.
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Por muy alta y árida que sea la cima de la montaña, por muy apartado y moderno que sea el refugio en el que nos encontremos, lo que sudamos y lloramos es agua de mar.
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¿Quién escribió «Agnes Grey»?