Imaginemos que estás desayunando, el café todavía humeante mientras untas una tostada con mermelada y los tenues ruidos habituales del exterior se irrumpen por el timbre: es el cartero. Cuando vuelves a la cocina con la carta entre las manos sabes que lo mejor es dejarla sobre la mesa y terminar de desayunar; de otra manera te meterás tanto dentro de la lectura que el café se enfriará y la tostada quedará esperando vaya uno a saber hasta cuando. Es que la carta te la ha enviado John Berger y dice esto: “Imaginemos que el mundo es una hoja de papel; imaginemos la mano de un creador dibujando, probando a dibujar objetos que todavía no existen. Las huellas no son sólo lo que queda cuando algo se ha ido, también pueden ser las señales de un proyecto, de algo que va a aparecer. Lo visible empieza con la luz. Y en cuanto hay luz hay sombra. Todo dibujo es una sombra en torno a una luz. Las señales se entretejen, tiemblan, se alternan. Y poco a poco el ojo empieza a registrar y a leer el espacio que van a ocupar la cafetera y la jarra. En otras palabras, los objetos que pinta Morandi no se pueden comprar en ningún rastro. No son objetos. Son lugares, lugares en los que está a punto de existir una pequeña cosa.” Y de pronto la existencia es toda epifanía, atraviesa el papel, va más allá de lo intelectual del análisis y nos sumerge de lleno en otro lugar, otro espacio, ese mismo que Berger llama un tercer plano paralelo y que tiene que ver con nuestros sueños. Es que ante todo, John Berger es un poeta que construye mundo haciendo de puente entre obras, artistas, entre épocas y sus distintos “modos de ver”. Cartas a Marisa Camino recoge cuatro ensayos enviados por correspondencia a la pintora madrileña, con quien el autor comenzó una amistad que los llevó a colaborar también en obra, en una edición cuidada que trata con cariño al lector en la elección del papel para portada e interiores. En estos ensayos se habla (entre otras cosas) sobre Miguel Ángel y el sexo de Cristo, sobre la Escultura para ciegos de Brancusi y como puede imprimirse dolor en una piedra, sobre su idea de amaestrar a una vaca y hacerla caminar por una soga, o sobre un recorrido que, haciendo pie en la pintura de bodegón, nos lleva desde la geometría euclidiana al infinito fractal. Para aquellos que hayan disfrutado de sus libros Mirar o El tamaño de una bolsa (me cuento entre ellos, ya que hasta incluso he musicalizado un poema de Beger) encontrarán en este hermoso libro editado por Árdora Ediciones a un Berger íntimo y totalmente inspirado. He quedado también con mucha curiosidad por el resto del catálogo de la editorial, que cuenta con otros libros de Berger y de otros autores igual de interesantes (Paul Eluard, John Cage, Robert Creeley, entre otros). + Leer más |
Vídeo de la presentación de este inclasificable y hermoso libro que narra la experiencia de los emigrantes irlandeses de la segunda mitad del siglo XX en Inglaterra. Un éxodo que nunca antes se había descrito con tanto lirismo como en esta novela. Evocadora tanto por sus palabras como por sus imágenes, cuenta la historia del viaje de un hombre del oeste de Irlanda a los campos, a las barracas de boxeo, a las obras de Inglaterra. Hasta que, después, a finales de siglo se encuentra solo, con sus recuerdos y se esfuerza por encontrar sentido a una vida de lejanía, pérdida y soledad.
Traducido por Enrique Alda.
Música de Leslie Dowdall y vídeo de Carlos Plusvalías
*Más info del libro:
Sabía leer el cielo
Timothy O'Grady y Steve Pyke
Prólogo de John Berger
Traducción del inglés de Enrique Alda
www.pepitas.net/libro/sabia-leer-el-cielo