Cuerda de presos

Nunca José Antonio ha perdido su esencia en los libros que he leído, pero si había notado un gran cambio desde su primer “El niño que no quiso llorar” y la “Trilogía del psicópata adolescente” como que necesitaba salirse un poco del casillero. Y no entendía muy bien por qué, porque era un género en el que se movía estupendamente y se le daba bien, jugar con la mente del lector.
No por eso dejaron de gustarme sus posteriores libros, al revés, eran retos. Y ninguno fueron sus cuatro primeros junto a Desventuras de un padre novato, pero no fue ese fuerte inicio potencial que tuvo.
Con Cuerda de presos, tengo que callarme de nuevo la boquita y ponerme a los pies de José Antonio y sentirme muy orgullosa de él.
Porque vuelve a ponernos ante unos personajes con vida propia que, al menos en mi casa, creo que se salían del libro.
Les ha vuelto a dar esa fuerza, esa personalidad que hacen que se coman la historia del libro, ellos son los principales, sus sentimientos son nuestros sentimientos, sus alegrías son nuestras alegrías, sus penas son nuestras penas, su dolor es nuestro dolor, imposible no empatizar cien por cien con alguno de ellos y sufrir como han sufrido ellos.
Porque no todo en esta vida es blanco o negro, José Antonio nos enseña la gran escala de grises que puede tener una persona y como podemos llegar de un color a otro llegando a empatizar con él.
Seguro que cuando empezábamos el libro ya nos hacíamos una imagen preconcebida de muchos de ellos, pero luego… amigos, como cambia el cuento.
Y así, es la vida, en la cárcel y fuera de ella, en nuestras vidas, por ejemplo.
José Antonio ha cogido un escenario donde los personajes no tuviera margen de maniobra, donde si o si tuvieran que coincidir, donde no pudieran moverse, salir. Donde convivieran y los quedara más remedio que estar unos junto a otros y donde pudiéramos conocer sus pensamientos, sus miedos y sus locuras.
Un padre desesperado, Cesar.
Un chico metido en drogas, Raúl.
Un director de la cárcel echado a perder, Alonso Montalbán.
Los típicos cabecillas de bandas en la cárcel de étnica gitana José Heredia, de magrebís como Abdul, de latinas como Hipólito, el independiente como Pedro Camacho.
El nos contará como han ido a parar todos ellos a prisión y lo que los unirá allí en la cárcel.
En un ambiente totalmente carcelero se desarrolla la acción de la novela que como os he dicho antes es imposible que nadie pueda empatizar con alguno de los personajes.
La narrativa de José Antonio si ha mejorado, siempre digo que es difícil, pero si el libro corre contigo, eso es algo a favor de él y por él, aunque en algunas ocasiones me he sentido como Raúl leyendo Fahrenheit 451, teniendo que buscar un diccionario para entender lo que quería decir el autor.
Hace mención a libros muy buenos, esenciales en nuestras casas tendríamos que decir a los que nos gusta leer.
Y sobre todo el no me dobles las esquinas. Se nota el amor por los libros en nunca mejor dicho este libro.
Enhorabuena José Antonio por tu nuevo bebé porque tienes otra joya con valor inalcanzable en tus manos.

Hay autores que se convierten en imprescindibles y José Antonio Jiménez-Barbero, autor de la novela "Cuerda de presos" editada por Cosechanegra Ediciones, es uno de esos autores imprescindibles al que recurrir a menudo con cada nueva novela que escribe.

"Cuerda de presos" nos trae la experiencia de César Monfort, un profesor de lengua amante de la lectura, en prisión después de cometer un delito que se conoce al principio de la novela. Una vez en prisión, César Monfort se encarga de la biblioteca de la prisión y tratará de infundir su amor por la literatura al resto de los presos. al mismo tiempo, César conocerá a Raúl Maya, un tipo peculiar proveniente de otro sector de la sociedad. Entre ambos personajes se va formando una amistad inquebrantable. Dentro de la cárcel, sufrirán todo tipo de problemas.

En definitiva, "Cuerdas de presos" es una novela que resalta que dentro de los malos momentos de la vida se puede forjar amistades fuertes como las torres de cualquier castillo.

La novela tiene un ritmo narrativo, al principio, un tanto pausado que va ganando velocidad a medida que la trama va avanzando. Se ve muy claro cuando la acción pasa a la cárcel.

Cesar, profesor de lengua entra en la cárcel después de asesinar al novio de su hija. Allí conoce a Raúl, un narcotraficante conflictivo en quien logra despertar el interés por la lectura.
Una lectura ágil y entretenida de unas 300 páginas que se lee de un tirón. Me gustó mucho la descripción del ambiente carcelario y, especialmente, la relación que el autor consigue establecer entre dos personajes que parecen tan diferentes pero al que los libros consiguen unir. Me pareció muy interesante el gran dilema social que crea la muerte del novio de la hija de César . Tu que harías en su caso? Serias capaz de asesinar al que sabes que acabará matando a tu hija? Como juzgarias su acto?
Me quedo con dos frases del libro.....
"Existen personas que se consideran libres cuando en realidad son prisioneros. Sólo que los muros que las mantienen cautivas no son de ladrillo y cemento, sino de ideas" "los libros tienen significados distintos para cada persona que los lee".