Harriet

Pobre Harriet, llena de ilusión, con sus ganas de amar y ser amada.
Harriet es especial, como dice su madre, un ser bondadoso que necesita atenciones muy específicas.
Harriet es tontita, como dicen en el pueblo, como dice Lewis, el hombre que le ama, del que ella está enamorada.
Lewis sabe que Harriet va a darle una herencia a la que se case con ella. Lewis va a hacer lo que sea necesario, le da igual el asco que le da Harriet, que sea insoportable o que sea fea, él va a tener todo su dinero y el que quede por llegar.
Pero tiene que hacerlo bien.

Esta historia nos trae pena, angustia, tristeza y mucha impotencia. Todo lo que sucede puede que te sobrepase y necesites poder atravesar sus páginas para abrazar a Harriet o ayudar a su madre ante la desesperación de no poder hacer nada mientras ve como lentamente se llevan a su hija por interés.

Lenta y desgarradora, esta historia te va a llevar por el camino de la amargura y va a hacer que la incomodidad y la angustia se transformen en odio e incredulidad.
Una obra maestra escrita por Jenkins en 1934 y que va a hacer que viajes al 1877, en plena casa de campo victoriana.
No es una historia fácil de asimilar y menos cuando seas consciente de que todo es basado en hechos reales.

Un libro duro que muestra como la indiferencia ante ciertos actos es, a veces, peor que los propios actos.