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Es difícil hacer una crítica para un libro como este, sin dar demasiados detalles que estropeen la experiencia lectora. Así que seré breve: La novela habla de dos chicas, Merricat y Constance, que viven con su tío Julián, apartados de la vida en el pueblo y recluidos en la vieja casa familiar. Según se va desarrollando el primer capítulo se empieza a entender que no son muy queridos en el pueblo. Hasta ahí bien, una trama sencilla. Los protagonistas son maravillosos, así como las relaciones interpersonales entre ellos. Merricat, la narradora, es un personaje intrigante, con luces y sombras. Su hermana Constance, con su fobia a la gente y a salir de casa, y la relación entre ambas, rayando en lo enfermizo en cierto modo. Cierra el circulo protagonista su tío Julián, con el que viven y al que cuidan, obsesionado con recordar. El final no es una sorpresa, no hay giro inesperado, todo el libro va encaminado a la revelación final, revelación que el lector va intuyendo a lo largo del libro. Tampoco es el objetivo del libro sorprender con esa revelación, sino que es parte del escenario que teje la escritora para ambientarnos. Shirley mantiene durante todo el libro una atmósfera de fatalidad, de pesadez. Una atmósfera cargada con el presentimiento (digo presentimientos pero se dan mini pistas ya en el primer capitulo) de que todo va a acabar mal, desencadenandose ciertos acontecimientos desafortunados, de los que no daré más detalle, para nuestros protagonistas. Creo que esta es la parte que hace que el libro resulte magistral. La trama es sencilla, pero las descripciones de la casa, de las relaciones entre los personajes, de la atmosfera, de la brutal hostilidad del pueblo... es en estos aspectos que Shirley nos atrapa. Lo he disfrutado muchísimo, de hecho lo he devorado en un par de horas (es cortito además). Así que, como primera experiencia con Shirley Jackson, no está nada mal. Seguiré leyendo a esta autora :) |
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