En la novela vemos a los protagonistas en su día a día en Hill House buscando fenómenos psíquicos. El uso de la tercera persona para la narración por la autora no afecta a la conexión de los pensamientos de los miembros en la casa y se nota cómo poco a poco la locura los abraza. Aquí la autora hace un trabajo impecable con el uso del miedo logrando generar millones de teorías que a día de hoy sigo dando vueltas. Para aquellos que buscan un terror más bestia en esta novela no lo va a encontrar. Shirley Jackson le gusta meter el miedo entre líneas, en su ambiente, poco palpable, pero único. |