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En esta novela de Shirley Jackson volvemos a tener una casona inmensa como protagonista principal e hilo conductor de una historia a la que cuesta verle el sentido. La premisa es muy sencilla: tras la muerte de Lionel, dueño de la mansión, su madre se hace con el control de todo y un pequeño grupo de familiares y amigos quedarán “atrapados” en la casa por las advertencias de apocalipsis que recibirán desde el más allá; ellos serán los que hereden el nuevo mundo, la casa les protegerá. Hay muchos detalles interesantes y que sugieren que podríamos estar ante simple locura e histeria colectiva, pero también hay otros que apuntan a una actividad sobrenatural real. Como siempre, la autora es muy ambigua en cuanto a la realidad de los sucesos. Lo importante no es la trama, y si buscas una trama con su introducción, nudo y desenlace te vas a tirar de los pelos; abstenerse lectores que no llevan bien los finales abiertos. Lo importante es la reacción de los habitantes de la mansión ante el inminente día del juicio final y las relaciones de los mismos con el mundo exterior. El libro cuenta con alguna escena verdaderamente inquietante, pero se inclina con mucha más fuerza por la parodia que por el terror. Los protagonistas son de lo más variopintos, excéntricos, narcisistas, gente que se sitúa a si misma por encima del populacho y que tiene una idea completamente distorsionada de qué son y cómo les perciben desde el exterior. Esto es lo más interesante del libro, pero no tiene un desarrollo monumental. Toda la novela es más bien caótica, bizarra, casi inexplicable. Dentro de que es una lectura fluida y entretenida, con escenas geniales que plasman la envidia, el odio, la manipulación, la pérdida de contacto con la realidad (entre otras muchas cosas), lo cierto es que como historia no le veo cohesión alguna. Se inician ideas que quedan en el aire, se acepta una realidad imposible con la facilidad con la que aceptas que hoy lloverá si al mirar por la ventana ves nubes negras y, sobre todo, las acciones de los personajes encaminadas a llamar tu atención, a hacerte creer que se avecina algo gordísimo, se quedan en nada. Quizá es inconsecuente a sabiendas, estoy casi segura de ello por las críticas que se dejan ver en toda la historia, pero es una inconsecuencia que para mí no funciona, especialmente comparada con otras obras de la autora. Como digo, es inquietante y muy bizarro. Cínico y una caricatura perfecta de esa nobleza que está completamente fuera de lugar pero se resiste a dejar ir sus privilegios. No me atrevería a recomendarlo, es uno de esos libros de los que solo tú puedes saber si es para ti (y quizá ni eso xD). Yo lo he disfrutado sin volverme loca. |
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