Ojo azul

Recibí este libro con ilusión y si bien al principio se me atascó un poco, luego lo leí bastante rápido.

Los dos primeros relatos no hacen justicia al libro completo, pues a mi parecer, la calidad va in crescendo. al principio el autor hace un uso muy repetitivo de las descripciones, y eso hace que sea complejo seguir el relato. de todos modos, es un recurso intencionado del autor, y eso le da su magia, pero a mí me chirriaba un poco.

Los relatos que le siguen nos ponen en distintas situaciones, con distintos personajes y siguen un estilo que no sabría bien cómo definir. El autor nos adentra en un mundo extraño, nos presenta la parte sombría de los personajes y sus historias. Algunas se leen muy rápido y otras no tanto, pero no quisiera desmerecer el libro. Es entretenido, consta de varios relatos independientes y eso lo hace más ameno.

Sinceramente, no ha acabado de llegarme del todo, no he sabido recibir todo lo que el autor quiere transmitir. Tal vez no es el estilo al que estoy acostumbrada. Pero estoy segura de que otros lectores lo disfrutarán muchísimo más que yo.

Antes de dar mi valoración y opinión acerca de "Ojo azul", quiero dar las gracias a Babelio, a Masa Crítica, a la editorial Talentura, y por supuesto a J. F. Iriarte Rego, por darme la oportunidad de leer esta obra.

En general, el libro me ha gustado. Sin embargo, no me ha parecido una lectura ágil y ligera. Me ha resultado un poco complicada. Diría que la obra tiene tintes perturbadores, ya que el autor nos presenta unos personajes nada fáciles, con perfiles y características oscuras, inquietantes, incluso siniestros.

El libro contiene 10 relatos, con una extensión de entre 10 y 20 páginas.

Los dos primeros relatos los leí seguidos, y tuve que dejar reposar la lectura del libro durante unos días. Están escritos con una narrativa repetitiva, como en bucle, densa. Un recurso original (no había visto hasta ahora), y a la vez desafortunado, porque a mí me saturó.

Afortunadamente la narrativa del resto de relatos no tienen nada que ver, cosa que yo agradezco al autor. Especialmente me han gustado las historias "Animalitos ucepianos" y "A bordo del Eagle", que son sin duda mis favoritos y me han resultado incluso tiernos.

Otro dato a destacar es que no hay diálogos al uso, sino que las conversaciones son narradas.

El color azul, como dice el título, cobra protagonismo en todos los relatos de una manera o de otra. No sola hace referencia al ojo, también a la sonrisa, o a la luz.... aunque la bolsa-carrito-de-la-compra-de-lona-roja del primer relato, no se queda atrás.

En general, el libro en su conjunto me ha gustado.

Nos encontramos con un seguido de relatos independientes entre ellos, pero con mucho en común. Una mirada desolada, inquietante y perturbada del ser humano.

La pluma del autor, fresca y amena, invita a segur leyendo, pues mantiene la intriga en cada relato.

Me ha sorprendido muy gratamente el juego que adopta el autor con las palabras, con las frases, el uso de la ironía y cómo remarca ciertos detalles para dar énfasis.

La forma que tiene de contar los acontecimientos garantiza una lectura con mucho ritmo.

A mi parecer, una lectura que crece exponencialmente tras cada relato, y te deja pensando en aquello que acabas de leer.

En ocasiones te confunde, en otras te estremece y en otras te invita a recrearte y tirar de imaginación.

En resumen, ha sido una lectura que me ha durado muy poquito y de la que he disfrutado de cada uno de sus relatos.
Me da la sensación que el autor se lo ha pasado en grande redactándolos!

Ojo azul es el primer libro de relatos de J.F. Iriarte Rego.

Ese ojo azul, es una constante en todos y cada uno de los diez relatos que componen el libro. Es la mirada, la luz azul, la que va estructurando el relato de los protagonistas: el del escritor de la enfermedad extraña de Eva Alonso, que se ha levantado con ganas de escribir lo que le dé la gana (primera frase del primer relato que parece una declaración de intenciones) un «postcuento» con personajes reales.

O en el cuento de Todo colocado a la perfección, cuyo protagonista, un adolescente que tiene la mirada fría como el hielo, asiste desconcertado y excitado, tratando de no clavar su ojo azul en el culo de su madre, al descubrimiento de su sexualidad.

Las historias familiares también se cuelan en este libro. En Animalitos ucepianos, los conflictos con los hijos y los silencios se muestran ante el temor del padre a la muerte de un amigo, el abismo que se intuye tras las imágenes de él.

La imaginación, la necesidad de salir de lo cotidiano en A bordo del Eagle, el viejo vestido con traje de astronauta: «Una nada sigue a otra nada» «Lo único que puede decir es que vivimos huyendo de la idea de morir». El humor, la fragilidad de Gorriones: «cada amanecer lucho por no volverme loco. Por ese motivo intento caminar siempre un paso delante de la locura».

Y la soledad de los protagonistas. La necesidad de salir del anonimato, de ser vistos, tenidos en cuenta, o amados por la mujer a la que desean en Falacia afectiva, Pezones.

Para finalizar con la angustia de una madre que intenta proteger a su hijo muerto en la Gran Ciudad.

Una de las características del libro es la absoluta libertad del autor en cuanto a las formas, la estructura y el lenguaje. Es, quizás, la manera de contar más que de escribir. Quiero decir, que al leerlo es como si me estuvieran contando la historia directamente, de viva voz. Historias, algunas, que parecen intrascendentes, cotidianas, normales, pero no. Tan solo hay que ir desmenuzando el contenido para ver que las situaciones son inquietantes o tristes. Descubrimientos que los protagonistas intentan comprender.

El reclamo de la aparente intrascendencia esté, quizás, en una frase del primer relato: «ahora puedo decir, como asegura Ricardo Piglia, que en cada relato hay siempre una historia secreta bajo la superficie»

Creo que es un buen libro de cuentos. Un lenguaje muchas veces brillante, con mucho ritmo.
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