La hora de las gaviotas

Tradición y dolor
Se celebra el Alarde de Hondaribia, una fiesta tradicional con muchos años de recorrido que cada año pone encima de la mesa la misma cuestión: la igualdad de la mujer. Este año todo está controlado para que no haya disturbios, la suboficial Ane Cestero es una de las encargadas de proteger a la compañía mixta. Sin embargo, una de las participantes es asesinada en pleno desfile. Un pueblo que se enfrenta, una mujer asesinada por serlo…
Así, vemos que el comienzo de la novela nos sitúa en unas coordenadas muy claras. En una localidad donde hay conflicto severo en cuanto el papel de la mujer, se comete un asesinato que a todas luces es machista. Nos situamos, por tanto, en un thriller, donde nuestra protagonista, Ane Cestero, tendrá que encontrar al asesino del Alarde.
De este modo, entramos en una investigación complicada por la magnitud del delito y por la poca colaboración ciudadana. Nadie en el pueblo ampara a un asesino, eso por supuesto, pero no dejaremos de leer diferentes opiniones sobre si la fallecida se lo merecía o se lo iba buscando. El autor consigue en estas primeras páginas que el lector entienda que más allá de la investigación policial, el problema que encontramos es de base ideológica y que eso, por suerte o por desgracia, determinará las posibilidades y dificultades de la investigación desde un principio.
Temática y humanidad
Tanto es así que el propio lector verá desde un principio que la propia protagonista y su equipo tendrán dificultades para sustraerse de su propio pensamiento. Pero es lógico y es algo que me ha gustado de la creación del autor, presuponer que un investigador por conocer la ley es capaz de sustraerse a su propia ideología y que es capaz de llegar a la objetividad porque es algo así como un santo de la justicia es ridículo.
Gracias a esta humanidad que encontramos en todos los personajes, el autor nos ofrece a parte de la investigación, conflictos que podemos encontrar hoy en día a nuestro alrededor: si se hace o no justicia frente a los maltratados, frente a los delincuentes, la efectividad de la policía, los problemas sobre la lentitud del sistema judicial, etc.
Para ello, encontraremos en la obra un entramado de personajes y líneas de investigación que estará muy bien engarzado y que dará al lector las alas suficientes para empezar a hacer sus propias conjeturas desde el principio. Los diferentes escenarios y el propio habla de los personajes, nos llevarán a configurarnos muy bien la situación y la personalidad de cada uno de ellos.
Tempo pictórico
Otra de las cosas que más me ha sorprendido de la novela es lo tremendamente pictórica que es. A lo que me refiero es que no solo los escenarios están bien descritos, sino que además los colores que encontramos en ellos, las comparaciones que se van haciendo hacen que el lector sepa exactamente a qué se refiere el autor, qué sensación provoca y qué angustia estamos pudiendo sentir como personajes.
Lo cierto es que esto, bajo mi punto de vista siempre, ha sido un arma de doble filo para mí al leer la novela. Por un lado, esto hacía que me introdujera de lleno en la trama, pero por otro lado, sobre todo hacia el final de la novela, sentía que se iba ralentizando un poco. Quiero decir, cuando estás a punto de resolver el caso que todo es frenético, los personajes se mueven de un lado a otro y que lo que mayoritariamente está haciendo el lector es pensar quién es el asesino para saberlo un segundo antes de pasar la página; quizá detenerse en demasía en la tensión no es lo que uno está dispuesto a hacer. Pero, lo dicho, es lo que me ha pasado a mí, quizá otro lector lo disfrute aún más.
Un thriller trepidante, pero algo más
La verdad es que para mí este autor ha sido un descubrimiento. Había visto su obra anterior, La danza de los tulipanes, en redes y no me había fijado mucho, pero después de este acercamiento a su prosa, de seguro que lo volveré a leer. No solo, a nivel de trama, ofrece una investigación y caso bien configurados sino que, además, nos ofrece unos personajes muy bien caracterizados y de cierta profundidad.
A parte de esto, la novela se permite el lujo, y lo hace estupendamente bien, de plantear al lector cuestiones que están en su día a día, y que por suerte o por desgracia no le son ajenas. Así, a la vez que estamos disfrutando de una thriller genial, estamos viendo el reverso de nuestra sociedad, que a veces parece que queda muy oculto. Añadid, una prosa que se sigue muy bien, unos escenarios que ojalá vivir allí y tenéis una lectura que no os defraudará. Espero que os animéis con ella.

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