La danza de los tulipanes

La periodista más popular de Gernika es arrollada por un tren, su muerte es inevitable, estaba atada a las vías. La escena es dantesca, le han colocado un tulipán entre las manos mientras retransmitían su muerte en directo. El conductor del tren era su marido. El caso deja devastada a la población, donde todo el mundo se conoce, pero también siembra el pánico. Hay un asesino suelto entre ellos.

Este es el claro ejemplo de como una escena inicial puede captar nuestra atención y mantenerla hasta el final. Contiene los elementos habituales del género, una alta dosis de tensión en una carrera contrarreloj para atrapar a un asesino. La Unidad Especial de Homicidios está capitaneada por Anne Cestero, una investigadora peculiar a la que el asesino del tulipán volverá loca. Los tulipanes son su firma, pero es imposible obtenerlos en esta época del año. Están frente a un demente que planea sus asesinatos al detalle.

Los otros miembros de la Unidad; Julia, Aitor y Txema, también cuentan con su historia personal, conoceremos los dilemas de sus vidas. Sus problemas se entremezclan con la trama principal, creando un ambiente angustiante. Los capítulos son cortos y están bien distribuidos, dan comienzo con la fecha del momento en el que se sitúa la narración, así que es imposible perderse en la trama. También hay capítulos que se remontan a un pasado lejano, narrado en formato de diario. Estamos ante el testimonio de nuestro asesino, que nos hace partícipes de los traumas que lo han llevado a ser completo psicópata.

En resumen, una novela negra increíble, que te atrapa en sus redes y te sumerge en los parajes del país vasco, y una protagonista intrépida que dará que hablar en la siguientes entregas.

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