¿Quién se ha llevado a Daisy Mason?

Lo primero que llama la atención de este libro es cómo está estructurado, ya que mezcla la parte de investigación policial con informes forenses, con interrogatorios, con noticias en prensa, con los comentarios que hace la gente en redes sociales, con recuerdos del pasado de los implicados.
Esto que puede parecer muy caótico no lo es para nada, más bien al contrario, permite conocer todas las perspectivas del caso y también conocer el carácter de los distintos personajes.
Algo que me ha encantado es la crítica que hay a lo cruel que puede ser la gente por redes sociales dando su opinión sin filtro, ya sabéis, el anonimato saca lo “mejor” de la gente.

Otra cosilla que llama la atención es que no tiene capítulos, pero tranquilos todos, tiene descansillos en los que dejar aparcada tranquilamente la lectura, si podéis parar de leer claro.

La trama no es ninguna novedad, la desaparición de una niña, pero a lo largo de la historia se van descubriendo cosillas que hicieron que todo lo que creía saber se fuese al traste y tuviese que montar la pizarra de pruebas de nuevo, y sí amigos, me encanta montar y desmontar la pizarra de pruebas, ¿a quién no?

Y al final me quedé ojiplática porque no me esperaba todo todo lo que pasó.
Bueno, tengo que quejarme porque ciertas cosas no terminan de explicarse del todo, y yo quiero el croquis bien completito, pero lo puedo superar porque la trama principal sí que queda perfectamente cerrada.

Este es el típico libro fresquito/ligerito, o cómo queráis llamarle, que se lee muy rápido al ser ágil y adictivo y que te hace pasar un buen rato.

Es el inicio de una trilogía y tengo claro que me leeré los demás, no sé cuando, ese es un problema de la Raquel del futuro.