 |
Estamos ante la segunda entrega de la serie de Susan Ryeland, la editora protagonista que tuvimos la ocasión de conocer en 'Un asesinato brillante'. En esta ocasión, Susan será requerida por un matrimonio adinerado para que les ayude a a dar con el paradero desconocido de su hija Cecily. Ésta desapareció tras una extraña llamada que les había hecho a sus padres para decirles que sabía quién era el asesino que ocho años atrás había matado al cliente de la habitación número 12, y que la persona encarcelada en su momento es inocente. Según sus padres, Cecily descubrió esto tras leer una de las novelas del fallecido autor Alan Conway, por lo tanto creen que Susan, al haber sido su editora, es la persona indicada para resolver tanto el crimen como la desaparición. Nos volvemos a encontrar con la misma estructura del primer libro: una novela dentro de otra. Es como una marca de la serie donde la literatura y el misterio se unen para desentrañar el caso que en ese momento les concierne. Este segundo libro me ha gustado incluso más que el primero. La trama o tramas son mucho más elaboradas y los personajes mucho más complejos. He disfrutado un montón de la historia que, a pesar de ser densa, se lee a una velocidad de vértigo. de nuevo, el autor vuelve a dejar patente que es un gran fan de las novelas de Agatha Christie, sobre todo en el final de la novela que para nada es previsible (estaba más perdida que un pulpo en un garaje) . |
>
