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Después de explorar las fronteras de la ética y la moral en “El error de Clara Ullman” y el thriller psicológico más inquietante en “Soy tu mirada”, Cristina Higueras vuelve a sus orígenes en la novela negra recuperando a una de las protagonistas de “El extraño del ayer”, la ahora Inspectora Mónica Rojo, para ofrecer una historia acerca de un aparente suicidio tras el que se esconde un mundo de falsas apariencias y una doble moral. El cuerpo sin vida de Adrián, un joven de 17 años, hijo de un empresario de origen chino, es encontrado tumbado en el sofá de un piso deshabitado de una urbanización madrileña. Entre sus manos aparece una estatuilla religiosa que representa a San José. Todo parece indicar que el chico se ha suicidado, pero algunos detalles hacen sospechar a la Inspectora Mónica Rojo que podría tratarse de un crimen. ¿Quién podría querer la muerte de un chico con una vida aparentemente normal? “Un asunto ambiguo” es una minuciosa investigación policial en la que cada detalle está medido al milímetro, pero al mismo tiempo es una historia de personajes en la que sus conflictos internos y el componente psicológico de los mismos resultan claves en la narración. Como ya viene siendo habitual en sus novelas, Higueras presta especial atención al desarrollo de sus personajes, estando hasta el más secundario de ellos perfectamente caracterizado. Haciendo uso de un estilo descriptivo, cuidado y elegante, la autora consigue meter de lleno al lector en la escena tanto a nivel de escenarios, con una magnífica descripción de ambientes, como en la mente de los personajes. A esto último contribuye también el hecho de que cada personaje tiene una voz propia, representativa del mundo o la clase social en que se mueve. Se hace evidente especialmente en la voz de Adrián, creando un certero retrato del mundo adolescente, de sus expresiones, su forma de hablar y actuar. La historia avanza sin prisa pero sin pausa, con un buen manejo de los tiempos para mantener la tensión a lo largo de toda la novela. Alternando la investigación policial, investigación que tiene fecha de caducidad antes de ser archivada lo que incrementa esa sensación de presión, con una serie de flashbacks donde descubriremos la vida de Adrián y qué le llevó a estar en ese piso en el que se inicia la novela. Mónica Rojo no es una policía de novela negra al uso. Sin un pasado traumático en su haber, vive con su abuela y tiene una relación estable con su novio de toda la vida. Su juventud, el hecho de ser mujer, y una serie de aspectos de su personalidad que podrían considerarse infantiles (bebé Cola-Cao y come chucherías como si no hubiese un mañana) hacen que sea subestimada tanto por compañeros como por los sospechosos implicados en el caso, pero detrás de todo ello se esconde una mente analítica, meticulosa y constante que le lleva a prestar atención a los pequeños detalles y que, lejos de hacerla amilanarse ante sus superiores, la lleva a crecerse a medida que avanza la historia, plenamente convencida de sus sospechas. Como buena novela negra que es no podía faltar el componente de crítica social a ese mundo de falsas apariencias y doble moral, pero lo hace de forma sutil, lanzando dardos en los pequeños gestos, y sin pretender dar lecciones de ningún tipo. En “Un asunto ambiguo” la culpa y la gratitud, una gratitud mal entendida que puede llevar actuar de forma equivocada, van de la mano, en una lectura cargada de reflexiones y que resulta altamente adictiva. Si aún no habéis descubierto las novelas de Cristina Higueras no sé a qué estáis esperando. |
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