Soy tu mirada

Hoy os quiero hablar de una novela que, aunque no me ha gustado del todo, tampoco me ha defraudado. Me estoy refiriendo a "Soy tu mirada", una novela escrita por la también actriz Cristina Higueras. Antes que nada tengo que decir que esta ha sido la primera incursión que hago a la narrativa de Cristina. Me sonaba la novela "El error de Clara Ulman" pero no he tenido ocasión de leerla todavía. 

 

¿Qué nos podemos encontrar en "Soy tu mirada"? En primer lugar, el lector se podrá encontrar una historia plagada de venganza pero una venganza "tranquila" que lleva su tiempo de planificación. También se podrá encontrar con situaciones que pueden formar parte perfectamente de nuestro día a día como es, por desgracia, la corrupción política que hay en todos los partidos en menor o mayor medida; con situaciones un tanto difíciles de solucionarlas como por ejemplo las secuelas de algún accidente de tráfico de los tantos que se producen por la imprudencia al volante de algunos, etc. Posteriormente, el lector que lea "Soy tu mirada" se encontrará también con momentos de engaños dentro de la pareja, de entablar conversaciones mediante las distintas aplicaciones de citas con terceras personas y todo esto se va uniendo con un ritmo en la narración tranquilo, pausado. Desde mi humilde punto de vista, esto tiene un peligro en según que tipos de novelas. Hay novelas que tienen un ritmo como el que tiene la novela de la que os hablo hoy y que llega a ser aburrido y, en cambio, en otras novelas como es el caso de "Soy tu mirada" que, a pesar de tener un ritmo tranquilo y pausado no llega a aburrir. 

La autora, a pesar de utilizar la tranquilidad por bandera en la trama de la novela consigue captar la atención del lector que es algo de agradecer.

 

Si pasamos a los personajes, el lector podrá conocer a Nora Salinas, que trabaja en los juzgados impartiendo justicia al ser jueza, una mujer con una vida tranquila pero con un pasado un tanto peculiar que vuelve sin esperarlo para hacer tambalear los cimientos de su vida. al mismo tiempo también podrá conocer a Jaime, el marido de Nora y que se mete en la política llegando hasta el Congreso de los Diputados aquel edificio en el que en vez de hablar y llegar a acuerdos por el bien de la sociedad en general, se tiran los tratos y se insultan los de un lado con los del otro lado. Aparte de ellos dos, también podrá conocer a más personajes, cada uno con sus cosas pero a los que se les coge una cierta simpatía.

"Soy tu mirada" es la última novela de Cristina Higueras. En mi caso, es la primera novela que leo suya, pero me ha sorprendido, así que no será la última.

Cristina Higueras narra la historia de una manera muy amena, con un toque que me ha recordado a como si una amiga nos contase su experiencia en vacaciones, por ejemplo. Quizás haya influido en que está narrado en tercera persona al respecto de Nora, y en primera persona sobre otro personaje misterioso. al ir la autora saltando de una historia a otra, ha conseguido engancharme, ya que era irremediable que en algún punto se uniesen, así que quería saber dónde y por qué.

Aparte, la autora incluye a lo largo de la novela numerosas reflexiones sobre la vida, la familia, la amistad, las parejas... que merece la pena que el lector se pare un momento a reflexionar sobre ellas.

Al respecto de la historia del personaje misterioso, lo cuenta como si fuera un diario: sus recuerdos, sus sentimientos, su pasado y cómo le ha influido en su vida, para marcar en cada momento su presente.

Algunas de las escenas que nuestro personaje misterioso nos narra, han conseguido ponerme los pelos de punta, ya que hablan sobre el bullying. Además, con situaciones muy concretas y ese sentimiento de sumisión, de hacerse invisible para que no vaya a más, pero a la vez de veneración hacia esa otra persona. Creo que la autora ha conseguido plasmar muy bien la situación por la que pasan muchos niños hoy en día, y que al igual que el personaje misterioso, no dicen nada, lo dejan pasar, miran hacia otro lado, siguen con su vida, pero también con esa soledad y ese sentimiento sobre lo ocurrido.

En "Soy tu mirada" el lector se dará cuenta de la repercusión de los hechos del pasado, en un futuro que se tiñe de oscuridad y de crímenes, ya que por mucho que queramos escapar del pasado, este siempre nos alcanza.

Por otra parte, tenemos en tercera persona la historia de Nora. Que estuviese así narrado es un detalle que me ha rondado continuamente la cabeza, hasta que al final se comprende el motivo.

Nora es un personaje muy fuerte, con una repercusión mediática por su trabajo y una vida relativamente perfecta. Aunque como pronto el lector podrá comprobar, su vida no es tan perfecta como quiere hacer ver. La historia de Nora es la que más ganas tenía de leer, el misterio que envuelve los sucesos que le ocurren y a Kairós, a quién ha conocido por una aplicación de citas, me tenía descolocada. ¿Cómo era posible? En este sentido, la autora ha sabido jugar con el lector sobre las dos historias, para que no sea hasta más avanzada la novela cuando se pueden empezar a atar cabos.

El camino que va tomando la historia, las dos narraciones, me han llevado a pensar en todo momento en cuál era la solución, pero Cristina Higueras ha ido siempre un punto más allá. No se ha limitado a lo fácil, sino que ha preferido añadir detalles que no me esperaba y que le dan un pequeño valor añadido a la historia y al cierre del libro.

Quizá el final no me haya parecido tan sorprendente como se indica en la portada del libro, pero sin duda me ha gustado y me ha dejado buen sabor de boca.

"Soy tu mirada" es un thriller que se cuece a fuego lento y que consigue atrapar al lector entre sus páginas.
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Los escritores proyectan parte de su memoria en las historias, pero los lectores hacemos lo mismo cuando leemos las vidas de estos seres de tinta y papel. Mis reseñas son sensaciones, recuerdos y proyecciones, también enseñanzas, el poso que deja la obra cuando cierro el libro. Y esta novela hace plantearse las vueltas que da la vida. 


«Tras valorar las circunstancias, llegué a la conclusión de que la mejor manera de dejar de sentirme mal consistía sencillamente en dejar de sentir. Y de forma permanente».

 

El acoso es el maltrato que se sufre dentro del entorno escolar y, por lo general, el agresor proviene de un entorno poco favorable, carencias afectivas o algo peor y necesitan desahogar el odio, rencor o la frustración que llevan dentro, suelen pensar que siendo agresores dejan de ser víctimas. ¿Qué lleva a la Chunga a ser como es?

 

                «Si para algo sirve la memoria es para constatar que la gente se vuelve peor de lo que era».

 

                Me he sentido tremendamente atraída por el diario de esta víctima de acoso, la cotidianidad de los primeros capítulos sobre la vida de la jueza Nora Salina no me atrajeron tanto, luego la novela en ambas partes toma un ritmo trepidante y las hojas caen solas. Me encantan los personajes oscuros con pasado, para mí son adictivos, saber los porqués se convierte en una necesidad. Y no es un tema que solo me hechice a mí, en los últimos años, en el cine vemos una tendencia a saber por qué Maléfica es como es o Cruella. Quizá ha llegado el momento de conocer la relación entre causa y efecto, es cierto que la decisión final del camino asumido es una elección propia, pero alguien colocó a estas personas en el abismo y son responsables, no saquemos de las aulas a las víctimas para protegerlas, saquemos a los agresores.  

 

«Se aprende mucho de uno mismo cuando se adentra en terreno inestable».

 

                Yo sufrí acoso escolar por mi dislexia, las etiquetas de los adultos me colocaron en el punto de mira de algunas compañeras, olvidé sus rostros, no los hechos, pero si sus nombres y caras, no traspasé la delgada línea del odio y del rencor. Años después, treinta para ser más exactos, me encontré con una de aquellas niñas, fui incapaz de recordarla. «Existen dos universos paralelos en mi vida: el que vivo y el que recuerdo», escribe Cristina Higueras. Cuando le conté que para mí aquellos años de insultos, chicles en el pelo, chinchetas en la silla y agresiones varias, fueron una etapa negra de mi educación, ella dijo, eran chiquilladas, ¿qué dijeron Bety y Tirillas o la propia Chunga? Tuve la mala suerte de cruzarme en su camino, como la tuvo la protagonista de esta historia al encontrarse con, la Chunga, la Tirillas y la Bety. Para superar las horas de recreo, que eran el verdadero infierno del colegio, te escondes en el baño, pero como a ella, me sacaron de allí para sociabilizar, y no te queda más remedio que ponerte una coraza por donde te resbalan los insultos y, al final, te convierten en el ser que no eras. Y estas dos visiones de como lo ve cada parte, se desarrolla a la perfección al final de la obra. Bravo Cristina. 

 

«Ser asocial tiene sus ventajas. Puedes dejar de hacer esfuerzos pares agradar».

 

                Me quedo con la crítica social de esta novela, con el mensaje de causa y efecto que tanto me engancha y con el final, tenía las dos opciones y ninguna me hubiese disgustado, pero creo que eligió la mejor de ambas.  

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Tras varios años sin escribir vuelve Cristina Higueras, quien ya sorprendiera para bien con El error de ClaraUlman. Y lo hace como no podía ser de otra manera para dar de nuevo en la diana con un espectacular thriller psicológico de los que te dejan pegados al sillón.

Una historia brillante y dura, retorcida por momentos y que no deja indiferente al lector. Si bien la sinopsis desvela poco, en pocas páginas comienza a descubrirse una trama de venganza envuelta en un juego peligroso donde las páginas de contactos y el anonimato que éstas ofrecen será un factor importante para que los jugadores vayan desvelando intenciones a la vez que sube la tensión, sexual y psicológica, y del que solo uno saldrá ganador.

Dos planos temporales, el del presente, con la vida resuelta aparentemente, de la jueza Nora Salinas, una mujer hecha a sí misma, independiente y decidida pero también vulnerable, que flirtea con un desconocido a través de una aplicación de contactos. En pasado, y contado en primera persona, la historia de tres amigas que ejercieron acoso escolar sobre una compañera, a la que anularon a través de sus vejaciones e insultos, en una época en la que ni padres ni profesores ponían atención en estos asuntos, a pesar de la gravedad que ocasionan y de los más que evidentes signos que presenta quien los padece.

Una trama hábilmente estructurada, intercalando las historias del presente y el pasado, en la que no decae por ningún momento el halo de misterio que permanecerá durante las 373 páginas y en las que Cristina Higueras plasma de manera calculada las inquietudes, los conflictos internos, los sentimientos y las debilidades de unos personajes sin fisuras, totalmente hechos a medida de una historia dura y tensa, con muchos momentos para la introspección.

Con una narración ágil y meditada, dando mucha importancia a esa mirada interior que tienen todos los personajes y que en un momento se cuestionan cada acción hecha en su vida e incluso aquellas que van a emprender, logra que el lector se vea inmerso en una vorágine de acontecimientos que van in crescendo, a la vez que lo hace partícipe contándole en primera persona lo que ocurrió hace ya muchos años y que ahora vuelve para cerrar una herida que permanecía abierta.

Si las buenas historias son esas que en cada giro te desmontan los argumentos, ésta es de las que cuando crees que ya tienes todos los hilos resulta que aún quedaba algo suelto y que no has visto venir. Y no es solo una manera de contarlo, es que literalmente hay un capítulo en el que el lector creerá que ya ha comprendido todo y, por ende, quien es quien en esta historia y…¡pum! ¡Nada más lejos de la realidad! Y así hasta llegar a un final que mantiene el pulso hasta el último instante.
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Es lo primero que leo de la autora y me ha sorprendido gratamente. Nos encontramos ante un thriller psicológico que empieza despacio pero va cogiendo un ritmo frenético y vertiginoso que nos lleva por una senda de tensión y posibilidades.
Narración sencilla y capítulos cortos que hacen que la lectura sea muy amena e intrigante, con tintes de crítica social y mucha vulnerabilidad de los personajes, a los que odiaremos por su baja moral o nos sentiremos identificados por su realidad.
Una lectura que he disfrutado mucho y que me deja con ganas de seguir leyendo a la autora.
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