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Tras varios años sin escribir vuelve Cristina Higueras, quien ya sorprendiera para bien con El error de ClaraUlman. Y lo hace como no podía ser de otra manera para dar de nuevo en la diana con un espectacular thriller psicológico de los que te dejan pegados al sillón. Una historia brillante y dura, retorcida por momentos y que no deja indiferente al lector. Si bien la sinopsis desvela poco, en pocas páginas comienza a descubrirse una trama de venganza envuelta en un juego peligroso donde las páginas de contactos y el anonimato que éstas ofrecen será un factor importante para que los jugadores vayan desvelando intenciones a la vez que sube la tensión, sexual y psicológica, y del que solo uno saldrá ganador. Dos planos temporales, el del presente, con la vida resuelta aparentemente, de la jueza Nora Salinas, una mujer hecha a sí misma, independiente y decidida pero también vulnerable, que flirtea con un desconocido a través de una aplicación de contactos. En pasado, y contado en primera persona, la historia de tres amigas que ejercieron acoso escolar sobre una compañera, a la que anularon a través de sus vejaciones e insultos, en una época en la que ni padres ni profesores ponían atención en estos asuntos, a pesar de la gravedad que ocasionan y de los más que evidentes signos que presenta quien los padece. Una trama hábilmente estructurada, intercalando las historias del presente y el pasado, en la que no decae por ningún momento el halo de misterio que permanecerá durante las 373 páginas y en las que Cristina Higueras plasma de manera calculada las inquietudes, los conflictos internos, los sentimientos y las debilidades de unos personajes sin fisuras, totalmente hechos a medida de una historia dura y tensa, con muchos momentos para la introspección. Con una narración ágil y meditada, dando mucha importancia a esa mirada interior que tienen todos los personajes y que en un momento se cuestionan cada acción hecha en su vida e incluso aquellas que van a emprender, logra que el lector se vea inmerso en una vorágine de acontecimientos que van in crescendo, a la vez que lo hace partícipe contándole en primera persona lo que ocurrió hace ya muchos años y que ahora vuelve para cerrar una herida que permanecía abierta. Si las buenas historias son esas que en cada giro te desmontan los argumentos, ésta es de las que cuando crees que ya tienes todos los hilos resulta que aún quedaba algo suelto y que no has visto venir. Y no es solo una manera de contarlo, es que literalmente hay un capítulo en el que el lector creerá que ya ha comprendido todo y, por ende, quien es quien en esta historia y…¡pum! ¡Nada más lejos de la realidad! Y así hasta llegar a un final que mantiene el pulso hasta el último instante. Enlace: https://www.sirmactres.com/2.. |
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