El hechizo del verano

Yo siempre pensé que era mejor huésped que anfitriona, y por eso también me sentía más a gusto siendo lectora que escritora, aunque vivir en esta ciudad y recibir a tanta gente en mi casa me hizo cambiar de opinión. Descubrí que también puedo ser buena anfitriona y que, tanto en la vida como en la literatura, me interesa todo lo que tiene que ver con la hospitalidad.

No puedo concebir una actividad más adecuada que el tejido para hacer tangible el paso del tiempo: un segundo menos, un punto más

Lo que más me gusta de algunas amigas son sus contradicciones, las griteas que las hacen bellas y cercanas (pienso en mi amiga D., que quiere hacer la revolución pero no puede dejar de tomar Coca Cola, o en G, que es científica y no cree en Dios pero se hace la señal de la cruz "por las dudas" cuando pasa frente a una iglesia ). Por esas cosas se quiere a la gente.

Sabemos que nos vamos a morir, sabemos que vamos a experimentar la pérdida y el dolor, pero no por eso quedamos paralizados ante la existencia.
Seguimos adelante, encarnando el tiempo, avanzando en línea recta, la única manera en que sabemos avanzar.

La caída de la torre de Babel nos dejó como herencia el dinero,el único lenguaje realmente universal.