Hugo Cabana, veterinario y un deportista innato, se le da todo bien. Sus hermanos le adoran y tiene un gran sentido de la palabra familia y lealtad. Tiene una vida tranquila, lo que no sabe es que dentro de poco va a llegar a su vida el huracán Dylan que le hará plantearse muchas cosas. Dylan, rockero y un chico especial, las personas para él son música y Hugo le ha sonado como nunca jamás a nadie. Pero Dylan es mucho más de lo que parece y aunque cuando habla es capaz de hacer un soliloquio y su mente es un no parar, detrás de todo eso hay un chico con un corazón que no le cabe en el pecho y un pasado nada fácil. Priscila, River, Marco y Adrián, el resto de los hermanos Cabana tendrán su peso en la historia, seguiremos sabiendo de ellos y cómo está su vida en este punto. Pero sobre todo veremos que no son capaces de no estar los unos cerca de los otros para bien o para mal. Jaime y Cata. Jaime es el mejor amigo de Priscila, que ya conocimos en la historia anterior, pero en esta tendrá algo que contar y tal vez no todo sea como él espera. Cata, que puedo decir de Cata si ha sido una de las mejores cosas de la historia, detrás de Hugo y Dylan. El romance me ha parecido tan especial, tan bonito y tan despacio que es de esos que te hacen suspirar y quererlos a ellos es lo único que puedes hacer. Pero sobre todo la naturalidad de una historia entre dos chicos y sobre todo no poner etiquetas en la sexualidad. Porque el amor es amor, en cualquiera de sus formas. Me ha gustado ver cómo viven ese amor con su entorno y como el resto lo llevan con naturalidad. Que me han encantado Hugo y Dylan no lo tengo que decir, que esta historia se va a mi top del año es algo que me encanta, porque con ella he vivido un amor tan bonito y tan real. River, River Cabana sigue siendo mi ojito derecho y con el solo puedo suspirar cada vez que sale en escena. MI River. Huele a Cabana. |