Las palabras que nos guardamos

"Las palabras que nos guardamos" es la nueva novela de Erin Stewart.

Está catalogada para un publico juvenil, a partir de 15 años, pero tras haberla leído, creo que es un libro que, por su contenido, debería de leer también cualquier adulto, en especial los que son padres.

Erin Stewart tiene una manera de narrar muy amena. Usando un lenguaje coloquial consigue crear un ambiente que da la sensación que es una amiga quien nos narra su historia. Algunos de los pensamientos, sentimientos y miedos de Lily pueden ser comunes al lector, por lo que también será como mirarse un poco a un espejo, logrando una cercanía muy especial.

"Las palabras que nos guardamos" es una historia dura, en la que Erin Stewart ha puesto mucha delicadeza pero sin medias tintas.

Las enfermedades mentales, como la bipolaridad, la depresión o la ansiedad, son las grandes olvidadas. Aquellas enfermedades que no están bien vistas, o que son hasta un poco tabú. Pero las enfermedades mentales existen, y en numerosas ocasiones no están diagnosticadas y tampoco se pide ayuda. Hay un ejemplo en el libro, que por desgracia es muy real. Alice, una de las protagonistas, dice que preferiría tener cáncer a ser bipolar. A mí esta frase me puso los pelos de punta, por la realidad que muestra. La reacción de las personas del entorno no es igual se diga una cosa u otra. Incluso en ocasiones se pone en tela de juicio o se minimizan sus síntomas y daños.

Pero en "Las palabras que nos guardamos" la autora ha sacado a la luz todos los monstruos que acompañan a dichas enfermedades. La historia impresiona por el enfoque que tiene, la crudeza de las situaciones y las reacciones de los personajes.

Gracias a Lily, Alice y Micah, los lectores entenderán un poco más a quien conozcan que las padezca, o incluso los ayude a saber lidiar y poner nombre a esos monstruos propios que pueden tener en su propia cabeza. Hay muchos síntomas, y no siempre tienen que ser claros ni extremos. El detonante puede ser cualquier cosa: las opiniones de los demás, el exigirse demasiado a sí mismos, el cargar con problemas y responsabilidades, situaciones traumáticas que marcan y difíciles de superar, y sobre todo, el no poder pedir ayuda, no saber con quién hablar y dejar que las palabras se queden dentro. La autora también enseña que hay muchas maneras de expresarse o dejar salir ese sentimiento, los deportes o el arte, son algunas de ellas; correr, escribir o dibujar... Pero también el hablar libremente de ello y sentirse cómodo, sin pensar en qué pensarán los demás.

En ocasiones, las enfermedades mentales van de la mano de las autolesiones o el suicidio. Me gusta la franqueza con la que la autora habla de todo ello. Hoy en día, y con todo lo que se escucha cada vez más sobre el bullying y sus consecuencias, es muy necesario.

"Las palabras que nos guardamos" va a servir para que los jóvenes lectores puedan detectar esos monstruos y pedir ayuda a tiempo. Para que entiendan que no les pasa nada malo, que no hay que arreglar nada porque no están rotos, solo son ellos mismos.

Además, como dije al principio, considero que es una lectura necesaria para los adultos por diferentes motivos. Los monstruos no sólo están en los niños, pueden salir a cualquier edad, o estar relativamente ocultos y gracias a "Las palabras que nos guardamos" salir a la luz. Pero, sobre todo, es una lectura que va a ayudar a que los adultos puedan detectar y ayudar a los jóvenes, por eso la recomiendo especialmente si se tienen hijos. Es una manera de entender qué puede pasar por su cabeza en un momento dado, pero también una reivindicación de la necesidad de prestar atención a los niños y hablar con ellos.

"Las palabras que nos guardamos" también detalla la importancia de la amistad, de saber comprender a los demás, prestarles ayuda y aceptarlos tal y como son. Los prejuicios hacen mucho daño, por suerte, Lily consigue ver más allá y descubrir al verdadero Micah.

"Las palabras que nos guardamos" es un grito de miedo y de esperanza. Igual que hace el poeta guerrillero, Erin Stewart anima a los lectores a luchar contra los monstruos y les demuestra que no están solos, y que se puede elegir "seguir aquí".
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