Hijos de Dune

Aviso: esta reseña contiene spoilers sobre los dos primeros libros de la clásica saga de Dune. En esta odisea de ciencia ficción, Paul Atraides llega a los parajes desérticos de Arrakis para convertirse en una leyenda, sobreviviendo en un universo hostil en el que no es posible confiar ni en la familia.

Leto Atreides, el hijo de Paul, tiene ahora nueve años. Pero es mucho más que un niño, porque dentro de él laten miles de vidas que lo arrastran a un implacable destino. Él y su hermana gemela, bajo la regencia de su tía Alia, gobiernan un planeta que se ha convertido en el eje de todo el universo, Arrakis. Y en este planeta, centro de las intrigas de una corrupta clase política y sometido a una sofocante burocracia religiosa, aparece de pronto un predicador ciego, procedente del desierto. ¿Es realmente Paul Atreides, que regresa de entre los muertos para advertir a la humanidad del peligro más abominable?

En este libro, parece que Herbert se propuso confundir al lector continuamente, ya que tanto la trama como la narrativa hacen que tengas que pararte de vez en cuando a releer algunos párrafos. Si bien esto hace que el libro sea complejo y entretenido, porque quieres intentar resolver el cacao mental, también hace que se vuelva más pesado y se sienta más largo de lo que ya es.

En este libro Leto y Ghanima son los narradores principales, aunque de vez en cuando otros toman el relevo, como Alia. La verdad es que tengo sentimientos encontrados con estos personajes, que me han gustado y disgustado a partes iguales. Ambos son muy complejos e inteligentes, en parte consecuencia de tener a todos sus antepasados junto a ellos, por lo que en ocasiones llegan a parecer casi intocables. Esto genera una sensación extraña en la que esperas que al final todo les salga bien porque, más que el pasado, parecen ser capaces de ver el futuro.

En definitiva, Hijos de Dune es una buena lectura, pero un tanto espesa. A mi parecer, Herbert complica demasiado una obra y un universo ya compleja en los libros anteriores, haciendo que el lector se pierda y piense “¿qué acabo de leer?”. Aún así, llega a enganchar y tiene muchos giros de guion sorprendentes.

Irbis.