El hombre que paseaba con libros

Carl Kollhoff es un hombre solitario, cuyo único motor en la vida es su amor por los libros. Lleva años trabajando en una librería, y aun hoy, a su avanzada edad, sigue repartiendo los libros por las casas de aquellos fieles lectores que por un motivo u otro no salen de casa y a los que pone nombres literarios: Mr Darcy (un joven millonario encerrado en su mansión), Effy (una joven que esconde su tristeza), la señora Calzaslargas (una maestra jubilada con agorafobia), Fausto (un obseso de la filosofía), Amarilis (una religiosa okupa) o Hércules (un fortachón amante de las historias). Carl tiene sus manías, siempre va por el mismo camino, al mismo ritmo, y siempre va sólo. Pero cuando se le une en sus paseos Sasha, una niña de nueve años un tanto sabioncilla, todo va a cambiar.

Esta es un lectura emotiva, que transmite amor por los libros, por la lectura, y amistad, por muy variopinta o extraña que sea. ¿Qué tienen en común personajes tan variopintos como los arriba descritos? Por lo pronto, su amor por la lectura, pero sobre todo la relación de amistad tan especial que han desarrollado con Carl, y que al final les une a todos en una misión común, salvarse mutuamente, convertirse todos en su tabla de salvación.

Este libro transmite emoción, amistad, un cierto calorcillo que te llena el corazón y te hace terminar de leer con una sonrisa en los labios.