El hombre que paseaba con libros

Lo primero que me llamó la atención de este libro en particular fue la portada que acompañó el título del libro.
De pequeña pensaba que podría ser bibliotecaria y entregar libros a gente que conocía mientras paseaba. Y este libro ha descrito ese sueño de infancia.
Nos cuenta cómo un hombre mayor llamado Carl dedica toda su vida (y por ende, su existencia) a repartir libros a unos cuantos lectores/as cada uno con una particularidad en forma de paseo rutinario; hasta que tomando una ruta diferente a la habitual aparece una niña de personalidad única llamada Sasha que le pone su rutina patas arriba.
Sasha es una niña que simplemente dice lo que piensa aunque a veces no sepa cómo se siente al respecto. Lo que sí sabe, es que le gustan los libros, y Carl los reparte, así que se une a él en su tarea de entregar un trozo de felicidad a cada lector.
Carl ve esa intrusión en su vida como algo a lo que no está acostumbrado, algo que puede que le quite su propósito en la vida. Pero conforme pasan las semanas, esas diferencias que al principio le suponían un cambio demasiado brusco y grande, se transforman en una necesidad constante de pequeños cambios para sentirse vivo y realizado.
Un detalle que me gusta mucho del señor librero es que llama a sus clientes como personajes de libros que se adhieren a su personalidad o modo de vida; y que Sasha quisiera que Carl le otorgara un nombre de libro me pareció un acto muy tierno.
Si te otorgan un nombre de personaje de novela, uno vive para siempre, mientras alguien te lea, sigues vivo.
Sasha al principio es un poco intrusiva con algunas acciones y palabras, pero su intención es de las más inocentes que he llegado a ver. Que alguien tan mayor como Carl y tan pequeña como Sasha compartieran diálogos tan profundos como la depresión o el maltrato de una forma tan serena y adaptada a su edad sin infantilizar los conceptos me pareció algo sencillamente sublime.

Tristemente no daría 5 estrellas porque hay un par de cosas que no me terminan de casar:
Que de pronto haya personajes que se instalan a vivir en un sitio y no haya argumentos al respecto (ya que ese tipo de cosas habría que hablarlas mucho más) y algo que me pareció un poco descorazonador fue el final (CUIDADO, SPOILER) [Que Carl cuando deja de repartir libros porque nadie le fue a ver en el hospital, ya que nadie pensó que le podría haber ocurrido algo llevando días sin entregar libros. Vi normal que él decidiera olvidar a los demás debido a que no le consideraban más que un paseador de libros y no como un individuo especial. El acto que hizo Sasha me pareció algo precioso, pero los adultos podrían haber aportado algo más que solo su cara y un papelito que les pidió la niña que leyeran.]

Este libro se lo recomiendo a todo amante de libros, a todos aquellos que lean de forma egoísta, por placer y por amor a una buena historia, no para saber más sobre el mundo.
Porque todo el mundo está hecho de papel y tinta y todos los pensamientos son historias esperando las palabras adecuadas y, puede que a veces, no se pueda evitar desear que hubiera más páginas...