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Llevaba tiempo queriendo leer esta historia, siempre me ha llamado la atención. Y ha sido muy interesante, la verdad. Refleja muy bien el papel de la mujer en ese momento. La culpable de todos los “pecados”, la bruja. A Hester Prynne se le acusa de adulterio y debe vivir desde ese momento con una letra A bordada en el pecho. Con su sentimiento de culpa, con su hija, un recuerdo constante de esa vergüenza, ese castigo eterno. Nuestra protagonista, sumida en un ninguneo y rechazo continuo se debate, se autoflajela y sobrevive en esa Nueva Inglaterra del siglo XVII, una de las primeras comunidades provenientes de territorio inglés. Puritanos, con una intensa y estricta vida religiosa. Curioso todo el debate en torno al sentimiento de culpa y resignación en esa sociedad tan asfixiante y entrometida. Y por otro lado, la inmensa hipocresía de l@s que aseguran llevar una vida pulcra mientras no se les ve el lado oculto. Ese concepto del bien y el mal y de la justicia “que nos conviene”. Es una historia llamativa y entiendo todo lo que pudo implicar en su momento. Actualmente… bueno, no se si ha terminado de envejecer correctamente… diría que es de esas historias en las que te quedas más con el trasfondo que con el desarrollo en sí de la trama o si lado más técnico. Me pareció especialmente chocante el lenguaje, la forma de expresión… no se si es debido a la traducción. Y no terminé de cuajar con ningún personaje, no me resultaron del todo creíbles. Recomendaría esta historia, pero se que no es para todo el mundo. Puede resultar algo Insulsa ahora mismo. |
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