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Nos cuenta la historia de Rachel, una treintañera separada de su amor, Tom. Ella que antaño fue feliz, se transforma en un personaje sumido en la bebida, cuyo único aliciente en la vida es observar, durante su trayecto diario en tren, una de las casas por las que pasa y tratar de imaginarse si la pareja que vive ahí tendrá una vida perfecta; hasta que un asesinato se cruza en su nueva realidad. Al estar narrado en primera persona consigues empatizar con los personajes, sobre todo con Rachel, que tiene una actitud derrotista. Es una historia bien construida de principio a fin, con protagonistas llenos de relaciones difíciles. Debo decir que el ritmo se me hizo algo lento en la primera parte del libro, pero una vez superado ese punto, te engancha hasta el final. Es un libro que empecé con demasiadas expectativas y me decepcionó un poco porque me esperaba otra cosa. Aunque no es de mis thrillers favoritos, no deja de ser una buena lectura. |
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