La chica del tren

Al primer personaje que nos encontramos en esta novela es a nuestra protagonista, Rachel. Una chica a quien la vida no es que le vaya del todo genial, sino más bien que ha caído en un agujero negro del que le es prácticamente imposible salir a pesar de las constantes ayudas por parte de su mejor amiga con quien comparte piso, Cathy.

Pero cuando Rachel lo ha perdido todo: ha sido despedida de su empleo, su pareja le ha dejado por una versión mejorada de ella misma con la cual le fue infiel durante bastante tiempo,... el único refugio en el que se siente segura es el alcohol. Por lo que, tanto para la policía como para el lector, a pesar de ser un personaje con una relevancia en la historia y para resolver el misterio, se convierte en una persona poco fiable, pues ni ella misma puede identificar sus recuerdos como algo real o algo ficticio que ha creado su mente en consecuencia por la bebida.

A medida que nos adentramos en la lectura de la chica del tren, no solo vemos el punto de vista de la protagonista, sino que este, está intercalado por el de otras dos chicas, Megan y Anna, que a su vez también serán una parte importante en la historia.

La historia está narrada en todo momento en tercera persona, aunque la autora nos diferencia perfectamente cada punto de vista para que se convierta en una trama bastante fácil de seguir. Además nos presenta también diferentes cronologías para cada uno de los puntos de vista, por lo que nos podemos encontrar, tanto lo que le sucedió a una hace un año, como a otra hace un par de días o incluso a la otra hace dos semanas.

A pesar de que al principio el libro si me resultó algo pesado de leer, una vez que me metí de lleno en la historia, uniendo las pistas que nos va dejando la autora para descubrir quien es el asesino, fueron tantas las ganas de descubrir el final que llegó un punto donde no pude dejar de leer.

Hacía tiempo que no leía un libro de intriga que mantuviera ese misterio hasta el final del libro, donde tuvieras que sospechar hasta de tu sombra y que las pistas que iba encontrando pudieran ser fiables o no, por lo que me ha gustado mucho la pericia de Paula jugando de esa forma al despiste con el lector.

Los personajes, en mayor o menor medida no hay alguno que no me haya gustado, pues aquí Paula nos los presenta a todos y puedes hacerte una idea de como son e incluso imaginártelos a la perfección. Llega un punto en el libro que todos se convierten en sospechosos, no puedes evitarlo pues cada uno tiene un motivo para haber cometido el asesinato y si no... en algún momento algo en su actitud te da para que pienses en ello.

Conclusión, un libro que prometía mucho y básicamente cumple con las expectativas, no puedo decir que me ha enganchado desde el principio ya que no ha sido así, y si es verdad que ha habido partes demasiado lentas que quizás me hayan hecho perder un poco el interés por la historia, pero llegados a un punto la autora consigue dar un giro inesperado a esa situación y hace que no puedas leer hasta el final, el cual es una de las mejores partes del libro, pues es un final totalmente inesperado, porque al llegar a él, Paula ya ha hecho que sospeches hasta del perro del vecino del quinto de Rachel y ni por asomo te ha dado por pensar en esa persona como posible asesino y ni mucho menos el por qué de sus actos.
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