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Crítica de Celia_0504


Celia_0504
27 October 2021
Le pongo cinco estrellas bien merecidas.

Este es el tercer libro de Hardy que leo, y ya puedo decir que es un autor que me encanta. El primer libro con el que empece con él “Tess la de los D'Ubervilles” no me emociono especialmente, pero creo que esto fue más hijo de las circunstancias en que lo leí, y que si algun día vuelvo a releerlo lo disfrutare mil veces más. En cambio “El Alcalde de Casterbridge” fue una de las lecturas que más me animo la cuarentena del año pasado, una de las mejores que hice en el 2020 de lejos. Me gusto tanto como este “Lejos del Mundanal Ruido” donde, por cierto, se menciona muchas veces la localidad de Casterbridge, que es el nombre con el que Hardy se refiere a la ciudad de Dorchester, al sur de Inglaterra.

Al principio de esta lectura no podía imaginarme que la misma iba acabar por gustarme tanto. Las cien primeras páginas se me hicieron insoportables de lo lentas y pesadas que me resultaban, me costaba mucho arrancar y me distraía mucho leyendo, porque me cansaban la gran cantidad de descripciones que jalonaban la narración y la lentitud de la trama. Hubo un momento incluso en el que plantee seriamente dejar el libro aparcado de momento, que no definitivamente, pues es una lectura a la que tenia muchas ganas . Pero menos mal que continué con él. El secreto para disfrutar de la prosa de Hardy es que hay que saborearla lentamente, dejar que la historia vaya avanzando a su ritmo e ir sin prisas. Esto fue lo que me fallo con “Tess la de los D'Ubervilles”, y el saber esto fue lo que me obligo a seguir con la novela.

Y repito, menos mal que seguí con ella.

Una vez pasadas las cien primeras páginas, la obra empieza coger un ritmo genial, empiezan a pasar más y más cosas y a aparecer nuevos personajes que lo complican todo. Vamos, que comienza lo que comúnmente podemos denominar como salseo. Y un salseo del bueno. Pero fue con las últimas ciento treinta páginas cuando empieza lo bueno bueno de verdad, todo coge velocidad de crucero y los acontecimientos se precipitan bestialmente. Llegados a este punto la lectura me hacía disfrutar tanto como sufrir, me era imposible parar de leer. Hasta el final estuve pegada a las páginas de este libro. Es por ello que perdono el cansancio que me produjo la primera parte de la obra, y que creo que se merece sin contemplaciones las cinco estrellas que le he otorgado.

Una de las cosas que más me ha sorprendido es que, aunque si está presente, no he percibido en esta novela tan nítidamente ese sentido de lo inevitable que sobrevolaba desde el inicio las otras dos obras que antes he mencionado. En ellas reinaba un sentido del phatos creado por las circunstancias sociales, los errores y la humanidad de los propios personajes y una combinación de suerte y azar que hace pensar que el destino está escrito de antemano y que es imposible evitarlo. Quizás el que yo no haya visto esto tan nítidamente en esta novela se deba a que, al principio, todo empieza de la forma más inocente que te puedas imaginar, La tragedia no se masca desde el inicio, va desarrollándose paulativamente a medida que lo va haciendo la novela y se desarrollan los acontecimientos. Y también creo que en esto tiene mucho que ver el hecho de que el final, aunque no sea exactamente feliz, tampoco es tan trágico como todo parecía indicar en un momento determinado de la historia, posee una sensación agridulce que no está el exenta de esperanza, y deja al lector con la sensación de que los actores del drama que han presenciado, al final, han tenido justo lo que se merecían.

Que maravilla y que delicia es leer a Hardy, en serio, tiene una prosa fantástica y de una calidad increíble. Su pluma es sutil y elegante sin dejar de ser incisiva e inteligente, con un sentido de la narrativa increíble que hace, como he dicho antes, que la historia avance inexorablemente. Sus diálogos son ágiles y naturales, hacen avanzar la trama mientras despliegan ante el lector el rico mundo interior y las motivaciones de los personajes implicados en el mismo. Sus descripciones de lugares son simplemente perfectas, con un virtuosismo plástico delicadisimo. Leyéndolas uno tiene la impresión de encontrarse frente a frente ante un cuadro expresionista, casi puede ver los matices de la luz, de la vegetación y del clima en el panorama campestre de la Inglaterra rural donde la historia se desarrolla. O de que el autor, más que escritor, es el director artístico al frente de la producción de una película, y que esté haciendo su trabajo por medio de las palabras más que por las imágenes. Por cierto, la versión del 2015 de esta novela es una de mis eternas pendientes. No he querido verla hasta que por fin me leído el libro.

Si hay algo que podemos decir de este libro es que una de sus señas de identidad es la forma en que Hardy representa la vida rural de Inglaterra en los albores de la Revolución Industrial con sus pros y sus contras. Esto se ve más nítidamente en como es representada la naturaleza. Vemos su belleza y sus maravillas tanto como la forma en que puede oponerse y enfrentarse a la humanidad, su cara más cruel y oscura. Y con ello vemos todos los matices de la vida agrícola y ganadera, lo dura que puede ser. Tambien resulta

Pero es en el tratamiento de los personajes donde Hardy me gana como autor totalmente. En “Lejos del Mundanal Ruido” nos encontramos con un variado fresco que representa como era la sociedad rural y pre-industrial de una época compleja en todas sus vertientes. Entre ellos destaca la gran protagonista de la obra, Bathsheba Everdene, cuyo nombre ya resulta premonitorio de todo lo que va a acontecer, hechos que girarán entorno a su figura. Después de la muerte de su tío, Bathsheba heredará su fortuna y una rica granja en Weatherbury. El personaje de Bathsheba resulta insólito por muchos motivos para la época en que fue ideada por Hardy. Es una mujer fuerte e independiente que no necesita la ayuda de ningún hombre ni la quiere, ya no solo por contar con medios económicos propios, también por su gran fuerza mental y su voluntad. Aunque el amor y el matrimonio no sean, al principio de la novela, sus principales intereses, estos acaban siendo una parte esencial de su vida en forma de tres pretendientes. Y es que “Lejos del Mundanal Ruido”, sin ser una novela puramente romántica, es una novela que va sobre el amor. Así que todo esto es necesario para que la historia llegue a buen puerto. Todos estos personajes están perfectamente bien individualizados. A medida que se va desarrollando la trama vamos profundizando más en su psique y sus motivaciones, hasta que sientes que les conoces como la palma de tu mano, como si fueran reales y les tuvieras delante.

Volviendo a Bathsheba, es un personaje que sorprende por lo nítida y perfectamente construida que está. Es una mujer con la que no siempre es fácil empatizar, hay momentos en que, mientras leía, tenia ganas de zurrarla. Literal. Por las cosas que hacía y la forma en que se comportaba. Pero al mismo tiempo tiene algo grandioso en ella que Hardy nunca le niega ni en sus peores momentos. Bathsheba es, para bien y para mal, profusamente compleja y profundamente humana, y por ello el lector la siente cercana a más no poder. Hay en su forma de ser demasiadas cosas en ella que resultan muy creíbles, en su independencia, fuerza, espíritu de contradicción (que lo tiene a más no poder) y su pasionalidad. No obstante, está bien en ella donde veo el gran problema que tiene el libro, el único que realmente le encuentro: es un personaje que piense credibilidad a medida que pasa la historia, llega un momento en que sus propios actos contradicen la forma de ser con la que Hardy la revestido al principio de la novela.

Sus pretendientes no le van a la zaga en cuanto a que también están nítidamente trazados por la pluma de Hardy. Ciertamente Gabriel Oak, el personaje al que menos se le puede recriminar, aunque tenga sus pequeños defectos como todo hijo de vecino, es quizás el personaje menos interesante de este cuadrado amoroso sobre el que gira la historia, por más que sea un personaje que pierde fuelle desde el principio de la historia (pero me duele menos que en el caso de Betsheba porque no me gustaba tanto como ella) . No obstante es imposible que no te caiga bien y que no puedas admirarle, por la dignidad que mantiene en todo momento. Los otros dos personajes que nos interesan son el Sargento Francis Troy y el hacendado Boldwood. Cada uno a su manera representan los recovecos más oscuros de la trama. Pero ,como no me canso de repetir, la finura narrativa de Hardy logra que ,aunque sean personajes que es imposible que te caigan bien por la forma en que actúan, al mismo tiempo acabas, de alguna manera, poniéndote de su parte en ciertos momentos, en cuanto a que sean, al fin de al cabo, víctimas de sus propias personalidades tupidas y de sus propias convicciones y necesidades oscuras. Porque al final todos ellos son actores de un drama que vas más allá de sus posibilidades.

Como conclusión, debo decir que “Lejos del Mundanal Ruido” me ha parecido una lectura perfecta para el verano, para eso días en los que uno no tiene mucho más que hacer que disfrutar del descanso y el tiempo discurre perezosa y lentamente. Es una novela que está para saborearla, para dejar que te sorprenda la forma en que sus personajes y la trama van progresando hasta llegar a su impactante final; como en ellos se conjugan el amor, la pasión, los celos, la humanidad y la rectitud ; dejarse embaucar por la maravillosa prosa de Hardy , un autor que estoy deseando seguir leyendo. Sospecho firmemente que mi próxima incursión en su trabajo será la (en su momento) polémica “Jude el Oscuro”.

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