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Esta novela literaria cuenta una poderosa historia, otra que no conocía, del sitio de Leningrado de 1942 cuando los alemanes atacaron Rusia. La mezcla de historia, folklore y realismo es fascinante. Anya es madre de dos niños, Meredith y Nina, pero parece distante y fría como su jardín de invierno. Está deprimida en invierno. Las chicas se desesperan por complacerla alguna vez. En su lecho de muerte, su padre (que ha mantenido unida a la familia) les hace prometer a las niñas que conseguirá que su madre cuente todo el cuento de hadas ruso del que ha contado fragmentos. Es difícil pero finalmente, poco a poco, su madre, rota por la muerte de su padre, cuenta la historia completa. Las niñas se dan cuenta de que es su historia y así aprenden a comprender lo que ha vivido su madre y por qué es como es. Es cierto que ha tratado de no quererlos para que no le doliera tanto perderlos. Sus experiencias afectaron su capacidad de relacionarse porque se despreciaba a sí misma y sentía que había tomado decisiones equivocadas. La novela muestra el daño que se hace cuando no se cuenta una historia. Pero también muestra el perdón que puede venir después de la narración. En "Jardín de invierno", las niñas entendieron más sobre sí mismas una vez que conocieron la historia de su madre. ¿Podemos realmente conocernos a nosotros mismos si no conocemos a nuestra madre? |
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