Las malditas

Fleetwood Shuttleworth es una joven de diecisiete años felizmente casada con Richard. Son ricos y viven tranquilos. Lo único que empaña la felicidad de Fleetwood es que no consigue dar a luz a un bebé vivo. Ahora mismo está embarazada de nuevo -por cuarta vez- y no se siente nada bien. al malestar físico se une el miedo de que, de nuevo, el embarazo se vea malogrado. Su malestar aumenta cuando, entre las cosas de Richard, descubre una carta que le ha enviado un médico en la que le dice que su vida corre peligro.

Afortunadamente, conoce a Alice Gray, una curandera y partera que, pese a su juventud, ya ha ayudado a nacer a bastantes bebés. Fleetwood la contrata como partera y confía ciegamente en ella. Está convencida de que gracias a ella su hijo nacerá sano y salvo. Pero las cosas se van a complicar cuando varias mujeres de la zona sean acusadas de brujería, entre ellas Alice.

La novela transcurre a principios del siglo XVII y es una obra de ficción histórica que tiene como punto de apoyo los juicios de brujas de Pendle. Éstos fueron uno de los procesos por brujería más famosos del Reino Unido y tuvieron lugar en agosto del año 1612. Nueve mujeres y dos hombres, más otra mujer que murió antes del juicio, fueron acusados y condenados por brujería. Varias de las mujeres pertenecían a la familia Device y estos son los personajes que aparecen de forma secundaria en la novela. Una de las acusadas, sólo una, fue hallada inocente. Esta es Alice Gray, la protagonista de la novela junto a Fleetwood.

La autora se basa en unos hechos y unos personajes reales pero, como se ocupa de resaltar al final del libro, “Las malditas” no es una novela histórica sino una obra de ficción histórica. Quiere esto decir que, aunque muchas de las cosas que narra ocurrieron de verdad y están documentadas, hay otras que no. Por ejemplo, Fleetwood también es un personaje real, era señora de Gawthorpe Hall, en el condado de Lancaster cuando sucedieron los hechos y tuvo su primer hijo por aquellas fechas. Pero no hay nada que indique que conociera a Alice Gray ni que, por supuesto, ésta le ayudara en su embarazo. La forma en la que la autora conecta el hecho real con el hecho ficticio, me ha parecido magistral. No sabes bien qué es lo histórico y qué no lo es; de hecho, hasta que no he buscado información, pensé que lo único real eran los hechos de base, el juicio a las brujas. Pero no me imaginaba que Alice y Fleetwood fueran también reales.

Decía al principio de la reseña que me gustaban mucho estas historias de brujas reales. Porque, al contrario de lo que pensamos, estas brujas fueron muy reales, sí. Pero no fueron brujas. Hace pocos meses os hablé de “Hierba de brujas” de Toti Martínez de Lezea; allí ya había una caza de brujas por motivos políticos y de control de territorio. Exactamente lo mismo que ocurre en el caso de los juicios de Pendle, una forma que utilizó el rey Jacobo para sojuzgar a la zona de Lancaster, la cual no gozaba de sus simpatías. Qué mejor forma que sembrar el terror acusando a las mujeres de brujería. Total, eran juicios muy sencillos porque todas acababan confesando. Y cómo no hacerlo con las torturas a las que las sometían; hubiesen confesado cualquier cosa.

El personaje de Fleetwood me ha gustado. al principio es una joven muy insegura. Es señora de una casa importante y viene de una familia también importante, pero está llena de inseguridades. La mala relación con su madre, el hecho de que se casase con Richard a los trece años y que ahora, a los diecisiete, haya perdido ya a tres bebés y, sobre todo, ciertas cosas que va a descubrir de su marido, hacen que no esté muy de acuerdo con su vida. Como se suele decir, los ricos también lloran. Aunque la vida de Fleetwood es mucho mejor que la de la mayoría de las mujeres de su alrededor, no por ello deja de ser un instrumento en manos de quienes deciden por ella: sus padres casándola con quien les interesa, su marido administrando su fortuna y haciendo lo que le da la gana, etc…

Pero, por supuesto, la situación de las demás mujeres es peor. Como por ejemplo la de Alice Gray. Una joven con conocimientos de hierbas y pócimas que tiene la desgracia de estar en el sitio inadecuado en el momento incorrecto y por ello es acusada de brujería.

Es la propia Fleetwood quien nos va a contar la historia. Evidentemente, desde su punto de vista. Nos contará lo que ella sabe, lo que va descubriendo, lo que piensa y lo que siente. Por eso, somos testigos únicos de su evolución. de cómo va despertando, enterándose de las cosas y cogiendo –aunque sólo sea en parte- las riendas de su vida. Esa mujer tímida y apocada sujeta a su marido, crece cuando tiene que convertirse en adalid de la defensa de su amiga Alice.

La ambientación es magnífica, tanto la espacial como la temporal. Los escenarios están muy bien descritos y, con las licencias necesarias para el desarrollo de la historia que quiere contar, el rigor histórico también. Ya os digo que es difícil saber qué es real y qué no lo es, qué personajes existieron realmente y cuáles no. Aunque, en realidad, casi todos existieron; otra cosa es que interactuaran entre ellos como cuenta Stacey Halls…

La prosa de Stacey Halls es sencilla pero cuidada. Los personajes están bien caracterizados, al igual que los escenarios en los que éstos se mueven con soltura. El ritmo es medio y sostenido y la novela se lee a gusto.

Conclusión final

“Las malditas” es una novela de ficción histórica que nos aporta una visión muy certera de cómo fueron los juicios de brujas de Pendle de principios del siglo XVII. Una novela con la que aprenderemos mucho pero que, además, nos hará pasar un buen rato.
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