Los Radley

¿Algún amante de los vampiros en la sala? Si es así, sigan leyendo porque esta recomendación les interesa.

En el apacible pueblo de Bishopthorpe nunca ocurre nada fuera de lo normal. Bueno, eso era antes de que apareciesen los Radley. A pesar de que de puertas para fuera parezcan una familia de lo más tradicional, e incluso un pelín aburrida, esconden un oscuro secreto: son vampiros. Esto, por razones obvias, no lo sabe nadie. Y no me refiero solo a los vecinos... Sino que no lo saben ni sus propios hijos. Lo único que quieren Helen y Peter es llevar una vida normal, y para lograr ese objetivo no les queda otra que ser vampiros abstemios. ¿Qué implica esto? Pues, básicamente, no beber sangre bajo ningún concepto. Sin embargo, sus instintos son más fuertes de lo que ellos pensaban y un terrible suceso terminará sacando a relucir todo aquello que han intentado ocultar.

Este libro era justo lo que necesitaba para volver a engancharme a la lectura. Llevaba una temporada con muy poquitas ganas de leer y cada vez que intentaba coger un libro, me distraía con tanta facilidad que lo soltaba con la misma; pero este libro no lo he podido soltar. Es más, me he obligado a dosificarlo para que me durase más porque no quería que acabase.

Hace dos años leí «La biblioteca de la medianoche» y me encantó, por eso tenía tantas ganas de hincarle el diente (y nunca mejor dicho) a este libro. Sinceramente, sabía que me iba a gustar, pero no me imaginaba que tanto. Matt Haig ha mantenido ese mismo puntito fantástico que tenía su libro anterior, pero claro, en este caso se trata de una historia de vampiros y como fan acérrima de estos seres mitológicos, ya les digo yo que tienes que documentarte muy bien y no dejarme ningún cabo suelto para conseguir que me zambulla de lleno en lo que me narras.

Los personajes me han encantado y el dilema moral al que se enfrentan es lo que más chicha le da a este libro. Es que imagínense: UN VAMPIRO PLANTEÁNDOSE SI ESTÁ BIEN O NO BEBER SANGRE. Esto al final es lo que desencadena todos los conflictos que se desarrollan en la historia y aunque puede parecer un pelín dramático, el autor también lo plantea todo con muchísimo humor.

Este libro me ha hecho reír, me ha frustrado, me ha enternecido y me ha hecho ver que ni los buenos son tan bueno ni los malos son tan malos. ¿Pueden los humanos y los vampiros vivir en perpetua armonía? Matt Haig tiene la respuesta.