La sinopsis de Hermann Linch me resultó atractiva en cuanto la leí. Un protagonista con una personalidad que le incapacita para disfrutar de los sentimientos inherentes del ser humano pero al que le despierta interés el hecho de intentar comprender a ciertas personas que le resultan fascinantes por algo. Esto junto a su buena posición económica le lleva a organizar una especie de Gran Hermano en el que hará interactuar a personas importantes en su vida. Sin embargo, esta idea, a priori tan potente, me ha dejado muy fría. El libro se divide en dos partes, en la primera nos presentan a cada uno de los personajes, un personaje por capítulo. Ya sólo con los tres primeros personajes (empezando por el mismo Hermann) pensé que la cosa podía ir bien. Los personajes tenían características que hacían que me resultaran interesantes. Sin embargo, la autora no llega nunca a sacarles todo el jugo, no acaba de perfilarlos de forma profunda, los rasgos que nos cuentan no tienen ningún desarrollo ni se integran en la trama. En la segunda parte, que es el propio Gran Hermano, se nos relatan determinados días de este encierro. Pensé que igual la autora se había dejado la chicha para este momento, y que aquí sí veríamos un despliegue genuino de los personajes, porque la verdad es que cada uno de los integrantes del experimento podría haber dado mucho de sí, pero se vuelve a quedar en nada. Vuelve a ser muy decepcionante que teniendo unos protagonistas con tanto potencial, no nos cuenta ninguna interacción interesante entre ellos, todo se queda muy gris, muy aburrido, muy insulso… La forma de escribir de la autora tampoco me ha gustado. Muy simple, frases muy cortas. Sin un verdadero hilo conductor bien vinculado formalmente en el texto. En conclusión, para mí Hermann Linch ha sido un libro del que se podría haber sacado un texto con una gran carga filosófica y sociólogica y que se ha quedado en algo insípido y decepcionante. + Leer más |