A nuestros pies, deslizándose colina abajo y separándonos del azul intenso del mar, se apiñaban pequeñas y sólidas edificaciones tocadas con afilados tejados, entre los que despuntaban, de tanto en tanto, orgullosas torres.
|
A nuestros pies, deslizándose colina abajo y separándonos del azul intenso del mar, se apiñaban pequeñas y sólidas edificaciones tocadas con afilados tejados, entre los que despuntaban, de tanto en tanto, orgullosas torres.
|
¿Con qué frase empieza esta novela?