Ella contestó que tenía cuatro hijas más y yo le expresé mi pésame por la mala fortuna de no haber sido bendecida con un varón.
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Ella contestó que tenía cuatro hijas más y yo le expresé mi pésame por la mala fortuna de no haber sido bendecida con un varón.
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Mi padre no toleraba el lamento de los pequeños y trataba de silenciarlos a base de golpes, con los que solo conseguía redoblar sus berridos. Los recuerdo bien, agarrados el uno al otro sobre el colchón, con una mirada de terror en sus caras mientras mi padre cruzaba la habitación para administrar la zurra de turno.
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Después de que el cuerpo de mi madre fuese entregado a la tierra, recorrimos los páramos en solemne procesión. El día, como es habitual en estos pagos, estaba completamente gris. El cielo, los montes de Raasay y el agua del Canal sólo ofrecían variaciones mínimas de esa tonalidad. Mi padre no derramó ni una sola lágrima, ni durante el sermón ni después. Su rostro adoptó la pétrea expresión que, desde ese momento en adelante, rara vez mudaría. No tengo ninguna duda de que se tomó las palabras del señor Galbraith al pie de la letra. En lo que a mí se refiere, estaba absolutamente seguro de que no había sido por los pecados de mi padre que nuestra madre nos había sido arrebatada, sino por los míos propios
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¿Tú crees que es posible, Roddy, que un loco pueda pensar que está cuerdo?
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¿Quién escribió la saga?