Hacerse vieja es como caminar por las cloacas, tener hambre de todo y saber que nada puede saciarte ya. La vejez te acuna hasta volverte loca. Te despoja de piel y te convierte en un fantasma invisible.
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Hacerse vieja es como caminar por las cloacas, tener hambre de todo y saber que nada puede saciarte ya. La vejez te acuna hasta volverte loca. Te despoja de piel y te convierte en un fantasma invisible.
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Los jardines delanteros son el rostro con el que te enfrentas cuando miras de cara, los traseros son solo la verdad que, como casi siempre, permanece en la sombra.
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El destino se ríe de las probabilidades.
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No es fácil saber donde empieza o donde acaba la espera, no es fácil reconocer la espera. Uno puede pasar la vida esperando algo que ni tan siquiera sabe que espera.
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Tener un hijo es como si se te parase el corazón para siempre y ya solo pudieras vivir gracias a los latidos del suyo.
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¿En qué país se desarrolla la obra?