El hogar de niñas indeseadas

Sabía que esta lectura no sería fácil ni ligera. Tratándose de una historia sobre niños indeseados y basada en un suceso real no podría ser de otra forma.
Me encantan las historias basadas en hechos reales, y "El hogar de niñas indeseadas" cumplió mis expectativas. La autora se inspiró en la infancia de su propia madre para escribir una obra extraordinaria. Mi corazón se rompió cuando leí este libro.

Es una historia de varias capas que aborda temas de gran interés como la tolerancia (o intolerancia en este caso), la religión, la historia de la salud mental en Canadá, los orfanatos, el lugar de la mujer en la sociedad, y por encima de todo, las relaciones familiares, donde la sangre a menudo habla más fuerte.

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En la década de 1950, en un Canadá todavía joven (menos de 100), las rivalidades entre francófonos y anglófonos todavía eran muy visibles. A nivel político, esta división aviva aún más las diferencias. Quebec estuvo durante unos años (los llamados Años Negros) gobernado por un primer ministro ultraconservador, Maurice Duplessis, que se hizo conocido por las peores razones. Una de sus implementaciones políticas, para obtener más beneficios financieros, fue transformar todos los orfanatos en instituciones psiquiátricas. Miles de niños huérfanos fueron diagnosticados falsamente como enfermos mentales y se les negaron los derechos más fundamentales, educación, alimentación y salud, y sobre todo, la posibilidad de ser adoptados.

La historia de la joven Maggie y su hija Elodie está muy bien contada, rebotando entre épocas y lugares, rompiendo de cierta forma el peso de la parte más complicada, la de Elodie, que es realmente repugnante.

Un detalle que me gustó mucho en la historia fue la tienda de semillas del padre de Maggie. La analogía entre semillas y vida está siempre presente a lo largo de la historia.

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Hay mucho sufrimiento en estas páginas, de Maggie que no se olvida de su hija, de Elodie que no entiende porque es una niña indeseada, que mal ha hecho para tener ese destino. Pero ambas tienen más fuerza de lo que pensaban y no desisten de sus sueños y objetivos.

Me gustó mucho esta historia y la forma en que fue construida. El balancear entre el pasado de los personajes y el presente es muy equilibrado y no hay momentos muertos o aburridos. Si tengo que poner una pega es que con un tema tan duro, debería haberme dado más sentimiento, más dolor. Pero estoy feliz de que se continúen a contar historias sobre secretos macabros y verdades que muchos quieren encubrir, como es el caso de estos niños tratados como locos para que la institución ganase más dinero. Toda esta situación es una vergüenza por eso es un libro que considero indispensable.