No es habitual en mi repetir género de manera tan seguida pero esta novela histórica me llamó mucho la atención, repito misterio ambientado en tiempos pasados y reitero mis agradecimientos ante obras que me deleitan con historias fascinantes como sucede con “Los muertos siempre sonríen”. Marta González Peláez nos traslada a las tierras aragonesas del siglo XVII para, a partir del extraño y peliagudo asesinato del hijo del comendador, introducirnos en dos historias paralelas a la par que interesantes: la investigación de la propia muerte que parece no interesar a nadie y el devenir de dos hermanos, Diego e Inés, cuyas vidas están donde ellos no querrían y cuyo pasado, que nos va desgranando a pinceladas, está marcado por hechos que los condujeron al ostracismo. El encargo de la investigación a Diego, inquisidor que regresa de un destierro y el empeño de este por contar con su hermana Inés, monja de clausura a su pesar, nos abren las puertas de una trama imparable. Destacaría varias cosas que me han llamado la atención en la lectura. Lo primero una trama muy bien construida, sin recovecos imposibles y que engancha desde la primera línea. Lo segundo, unos protagonistas sólidos y con una historia vital detrás que se va desgranando por capítulos generando un interés paralelo al de la propia investigación, una genial manera de escribir en este caso. Por último, una ambientación y descripción histórica sin adornos innecesarios, lo que facilita al lector la inmersión tanto en tiempo como en lugar. Mi recomendación es que leáis el libro de una sola tacada, porque la intriga principal y las ganas de conocer más la vida de los protagonistas no os dejarán tranquilos hasta terminarlo. Una novela para disfrutar. + Leer más |