Reina roja

"Cuando has visto tanto, te das cuenta de que todos los finales son el mismo repetido."

Juan Gómez-Jurado no va a ganar el premio Nobel, ni lo necesita. Conoce la fórmula del buen thriller: planteamiento atractivo, trama intrigante y mantener la tensión hasta el último esbozo. Su narrativa es poco descriptiva, la pluma no es una exquisitez, pero aquí hemos venido a vivir una aventura directa y de lectura rápida, y eso, en Reina Roja, es puro Rock 'N Roll.

La fluidez de la trama se desborda en los primeros trazos, difícilmente no despegarse de sus hojas tras conocer a Antonia Scott -me recordó a Lisbeth Salander-, enigmática, calculadora y un "rara avis" social, bien acompañada por personajes estereotipados pero contundentes.

Me gusta como sin mencionar explícitamente nombres (ni de personas, ni empresas, ni lugares pero totalmente reconocibles) nos sitúa en un área de juego real donde vamos moviendo piezas en nuestra cabeza a cada paso, veces sorprendidos por los giros argumentales y otras con ese paso por delante de nuestros compañeros de viaje. Tan correcta como fresca, algo ligera pero se disfruta al máximo.

El autor ha sabido mezclar bien el sacarmo y el humor negro con un tema tan delicado, un thriller policíaco que funciona como un reloj suizo y engancha de principio a fin. La historia, como la gran mayoría de novelas de suspense, necesita el compromiso del lector para aceptar algunos sucesos que tienden a la exageración. REINA ROJA cumple con las expectativas, no se lee, se devora, es una novela imprescindible para los amantes del thriller.