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Han pasado tres años desde lo que le sucedió a Marcos cuando Antonia decidió dejar de trabajar, deshacerse de todo lo que le recordara y abandonarse a sí misma en el camino del hospital al edificio con olores exóticos. El inspector Jon Gutierrez nunca ha sido de aquellos que respetan la constitución al pie de la letra, tras el metedero de pata videograbado por a quien intentaba salvar, será suspendido de su empleo, un desconocido le ofrecerá limpiar su desastre a cambio de lograr subir en el auto a la Reina Roja. En la Biblia, Ezequiel dijo que los hijos no deben pagar por los pecados de sus padres ¿Qué ocurre cuando los progenitores no están dispuestos a entregar su éxito a cambio de la vida de sus seres queridos? Un niño acaudalado aparecerá desangrado en el barrio privado más seguro de Madrid mientras comienzan a correr las horas para la heredera del hombre más rico del mundo. La inteligencia de Antonia y la fuerza de Jon tendrán que combinarse para encontrar a Carla Ortíz con vida y vengar la muerte de Álvaro Trueba. En la comunidad literaria se habla muy bien del autor, esta trilogía en especial tiene mucho hype, lo que me generó grandes expectativas porque ando en buena racha lectora. Lamentablemente no alcanzó a cubrirlas ni a la mitad. En mi opinión, es una historia interesante con personajes pintorescos, lugareña; una prosa fluida a pesar de sus casi seiscientas páginas; una premisa que si bien no es original en cuanto a pareja de seudo detectives, uno se destaca por pertenecer a la fuerza de seguridad y otro por su alto coeficiente logrado a través de la experimentación, la que resulta aún atractiva al lector, no obstante, Gómez Jurado falla en su deficiente ejecución. Podría quitar cien páginas de repeticiones de las mismas frases, secuencias. La acción no comienza hasta las últimas doscientas hojas, y en el transcurso, inicia a tejer un par de hilos en distintas direcciones que jamás termina de desarrollar. Se nota es una trilogía bien planificada respecto a la información que se brinda, los casos que se irán presentando, sin embargo, es tan a cuenta gotas y tan poco trabajo con el presente que se pierde la intención de seguir leyendo los otros dos libros. Como puntos a favor, destaco la investigación del autor sobre los procesos mentales de Antonia, el descubrimiento de las Cuevas de Altamira, etc. Es una lectura entretenida para pasar un buen rato. Tiene personajes simpáticos -y planos- como Jon -aunque en una de cada tres líneas remarque su orientación sexual o su actitud de machito- o la abuela Scott, quieres conocer las extravaganzas y sus razones de Antonia. Es un libro de verano, livianito para cuando no quieres hacer gran esfuerzo mental. |
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