Memorias de una geisha

Parece ser que la novela de Arthur Golden no estuvo exenta de polémica acerca de la veracidad sobre cuál y cómo era el papel de una Geisha en la cultura nipona.
Suele suceder con aquellos que golpean primero.

Al ser un absoluto desconocedor, tampoco puedo dar ni quitar razones, considerando lo más oportuno acudir a fuentes más versadas.

En cuanto a si una Geisha era o no una forma de prostitución y remitiéndome únicamente a lo que el autor expresa en su obra, mi opinión es que sí.
Cuanto de verdad hay en ello, insisto, lo desconozco.

Pero es que incluso esto, carece de importancia con respecto al texto de Golden.

Memorias de una Geisha es la desgraciada historia de siempre.
El hombre como centro del universo y la mujer como esclava del dios que cada uno de nosotros creímos ser.

Chiyo, (más tarde Sayuri), es vendida por su padre a un comerciante y este a su vez a una casa de Geishas.
Llega allí siendo una niña, obligada, y por supuesto adquiere como deuda tanto los importes de su compra como los de su mantenimiento.

Por mucha ceremonia, maquillaje, rituales, vestidos y sutiles movimientos, esto es trata de blancas.

Sí, Sayuri es una artista. Teatro, danza, buena conversación, excelente caligrafía. Pero al final acaba arrodillada a los pies del macho cabrío.

De niña una inversión, para subastar su virginidad primero, y para conseguir un "protector" que será su amante fijo.
Vístelo como quieras. Dinero a cambio de sexo ofrecido por aquellos ricos que además de una esclava sumisa, buscan a una mujer que le entretenga y acompañe en sus fiestas.

La novela describe la vida de una cortesana y las dificultades para sobrevivir en un medio lleno de traiciones, envidias y temores, donde nuestra protagonista se abraza a un anhelo para soportar su miserable condena de mujer objeto.

De las altas esfera al regreso a los infiernos por la guerra la novela de Golden juega con un espejismo que a veces nos separa de la gran realidad de las mujeres de su retrato. La esclavitud.

Una excelente obra que me ha cautivado como la ficción que es.