Memorias de una geisha

Golden abre una ventana a al hermético y misterioso mundo de las geishas de Kyoto, donde la sensualidad y la belleza se dan la mano con la degradación y el sometimiento. Poco antes de su muerte, Sayuri relata a un amigo su atribulada y fascinante vida: cómo, desde una mísera infancia, llegó a convertirse en una de las geishas más famosas del Japón de entreguerras, un país en el que aún resonaban los ecos feudales y donde las tradiciones ancestrales empezaban a convivir con los modos del mundo moderno.

La verdad es que tengo opiniones un poco encontradas con esta historia, aunque se deben más a discrepancias culturales y sociales. Me ha encantado cómo Golden retrata el mundo de las geishas y ese Japón que parece tan lejano, pero que, si lo pensamos bien, es realmente muy reciente. La cultura japonesa siempre ha resultado fascinante, y conocer más de sus entresijos con una narración tan fluída y ágil resulta en una lectura maravillosa.

Teniendo en cuenta que a Sayuri, la protagonista, la vemos crecer a lo largo de la historia, es fácil cogerle cariño, así como a los personajes que desde el inicio están con ella en su camino. Calabaza, Nobu o El Presidente forman parte de un elenco de personajes variado, divertido e interesante, capaz de retratar diferentes realidades, aunque sin salirse un poco de la "élite" japonesa de la época. La construcción de todos ellos y cómo vamos descubriendo fragmentos de su vida junto a Sayuri me ha encantado.

En definitiva, si bien doy gracias de la evolución cultural porque algunas de las situaciones que se narran me parecen terribles, el libro me ha parecido fascinante. Pienso que es una forma magistral de acercarte a un mundo muy desconocido, diferente e interesante.

Irbis.