Un drama romántico que si bien se podría decir que tiene un buen final, no deja de ser una historia muy triste en todas sus vertientes. Es maravilloso cómo te transporta a la época y lugar. El retrato de Japón de los años 30-40 es muy cercano, y como aparece la vida de las geishas reflejada es interesante a la par que profundamente triste. A lo largo del libro aparece varias veces la frase "no nos hacemos geishas para ser felices, sino porque no tenemos otra opción". Creo que esta frase resume a la perfección lo que nos encontramos en esta lectura. |