Ocho millones de dioses

No es la primera obra que leo del autor, y me ha alegrado ver que aquellos robustos pilares que me cautivaron tanto en "El guerrero a la sombra del cerezo" como en "Forjada en la tormenta", se encuentran también en "Ocho millones de dioses".

De esta manera tenemos, una vez más, personajes complejos, con múltiples capas, que evolucionan a lo largo de su periplo y que nos van conquistando a medida que vamos descubriendo más de lo que guardan en su interior.

La ambientación es sublime. Me reafirmo en que esta es la baza más potente de las obras de David B. Gil. Con sus palabras logra transportarte a otra época y sumergirte por completo en ella, demostrando la gran labor de investigación que hay detrás.

Nos presenta una trama muy bien hilvanada, una maraña que se va desenmarañando hasta llegar a tejer un maravilloso tapiz. Japón feudal, misioneros cristianos, samuráis, daimos, familia, honor y una fe fragmentada. Todo ello bajo un título que refleja a la perfección la esencia base de esta novela: esa división religiosa que es origen de enfrentamientos.

Hay que tener en cuenta que, al inicio, la obra tarda un poco en avanzar, pero merece la pena no desistir. Y si bien es cierto que el ritmo pausado puede llegar a resultar tedioso en ocasiones, con escenas por las que hubiera agradecido avanzar con mayor ligereza, el cómputo final es, sin duda alguno, positivo.

Si os gusta la ficción histórica con pinceladas de thriller, estáis dispuestos a desentrañar una compleja conspiración y os apetece viajar hasta el Japón feudal, Ocho millones de dioses es para vosotros.