Abril de 1976. El pesquero de un marinero gallego, Eduardo Pondal, encuentra un pequeño barco a la deriva en las costas irlandesas, las llamadas costas del Gran Sol. El barco es tan pequeño que no parece capaz de albergar a un ser humano. Es el barco del artista Neerlandés Bas Jar Ader, que pretendía realizar con él la que terminó siendo su última obra: "In Search of the miraculous", un viaje en barco desde Massachusets hasta su país natal. Pero Bas Jan Ader desapareció, su cuerpo nunca fue encontrado, y su barco fue llevado por Pondal hasta Ferrol. Desde ahí parte esta historia, en la que Begoña García-Alén mezcla imágenes de las obras de Ader con la historia de los marineros que vigilan ese barco minúsculo que ha aparecido y desaparecido misteriosamente. Mezcla escenas costumbristas con la historia de un niño curioso que busca, que indaga. El cómic tiene un aura fantasmal, un aire de cosas que quedan sueltas, inacabas, sin explicación, porque a veces eso es algo inevitable. Es una historia hecha de fragmentos, que, con la presencia fantasma de Bas Jan Ader habla de la deriva, del fracaso, de la caída, de lo inevitable. Siento que el cómic es, sobre todo, un homenaje a la obra del artista y a su forma de entender la vida. Eso sí, creo que, para entender bien la historia a la primera, el contexto que aparece al final sobre la aparición del barco y la obra de Ader tendría que estar al principio. Aunque quizás la autora quería también hacer la obra desde ese inevitable fracaso, desde ese leer sintiéndose a la deriva, desde lo fragmentario que, con el contexto, toma forma y te hace volver a mirar, repasar lo que has visto, repensarlo. Eso es lo que he hecho yo con esta historia, y en la segunda lectura, lo que había quedado en el aire ha tomado forma. "Adios, amigos" ha sido una de las primeras lecturas de mi 2024, y una que, con los días, ha ido revelando poco a poco su importancia. + Leer más |