Una ventana a las estrellas

Saber que alguien confiaba ciegamente en mí, que me ayudaba sin esperar nada a cambio, solo para que yo la viera y le diera esto...

Sueño con no dejar de ver nunca las estrellas, ni siquiera dentro de mi casa. Por eso quiero una ventana en el techo, sobre mi cama, para poder verlas incluso si abro los ojos de madrugada.


(Pág. 88)

Nuestro pasado esculpe nuestra forma de ser desde bien pequeños. Lo que vivimos, lo que sufrimos, modela nuestro carácter y nuestra forma de pensar, puede que incluso lo que sintamos antes de nuestro nacimiento, estando en el vientre de nuestras madres.


(Pág. 150)

Me encantaría encontrar a esa persona con quien poder hablar, reír o, simplemente, tumbarme cerca del pantano para ver las nubes pasar.


(Pág. 22)

Todo el mundo lleva una mochila a la espalda y carga con ella de la mejor manera que puede.


(Pág. 246)

Pero si algo he aprendido con el tiempo es a no juzgar las acciones de los demás.


(Pág. 246)

Los girasoles siempre buscan la luz del sol, pero en días nublados se miran unos a otros, buscando la energía de cada uno.


(Pág. 244)

Ha sido la persona que más feliz me ha hecho en mi vida, y solo por el hecho de estar ahí, escucharme y sonreír cuando más lo necesitaba.



(Pág.199)

Pasear sumida en mis pensamientos, gestionando mis sentimientos a mi modo y tomándome todo el tiempo del mundo, es sanador. Aunque la soledad, en ocasiones, puede resultar realmente abrumadora.


(Pág. 156)

Porque no creo que el futuro de las personas esté escrito. Porque me da igual tu pasado. Porque no es lo que te está pasando hoy o lo que te sucedió en el pasado lo que determinará en quien te convertirás. Tu futuro dependerá de las decisiones que tomes.


(Pág. 88)