Sulfuro

En cuanto comencé a leer 'Sulfuro', con su sorprendente uso de la segunda persona del singular y esos títulos de capítulos enumerando cada persona innominada que aparecerá en el mismo, supe que me iba a enfrentar a un texto muy diferente a lo que suelo leer. Se trata de un relato inquietante y provocador, donde los espíritus se pasean alegremente por la casa de la protagonista, y se dirigen a ella desde las cloacas de su cuarto de baño, hediondos, putrefactos, feos. Y aún así, esta presencia de lo sobrenatural no es precisamente lo más terrorífico que se nos cuenta en 'Sulfuro': da mucho más miedo asistir a la progresiva caída en los abismos del desaliento y la enajenación de una protagonista que solo encuentra en sus supuestos seres queridos la incomprensión, crueldad e incluso humillación, una sensación de soledad y abandono total.

Reminiscencias a 'El papel pintado amarillo', crudo cuento igualmente centrado en los pensamientos más oscuros y desvaríos de una mujer que tampoco encontraba ningún apoyo para salir de esa espiral autodestructiva. En 'Sulfuro', la protagonista parece resignarse a un no-ser en el mundo, a un medio-vivir desapegado una vida supuestamente “normal” como madre de familia acomodada. La religión, el erotismo, la maternidad, el aborto, la muerte, la locura... todo ello tiene cabida en las páginas de este relato que podríamos insertar dentro de la literatura de lo inquietante (Mónica Ojeda, Mariana Enríquez, Samanta Schweblin). Con el paso de las páginas todo se va haciendo más turbio, con escenas y situaciones cada vez más truculentas y tragicómicas.

'Sulfuro' es una novela breve que se lee en un suspiro, pero que se queda contigo mucho más allá de ese tiempo. Crea una atmósfera tan enrarecida y malsana, gracias a su sugerente uso de las metáforas e imágenes alucinantes y alucinadas, únicas y peculiares, impactantes e inesperadas, que pareces estar leyendo una ensoñación. Pero a la vez es tan tangible en sus referencias sensoriales, en su descripción de los olores, los sonidos y las emociones, que ahora mismo, mientras escribo esta reseña, más que recordar pasajes leídos, rememoro sensaciones, como si yo también hubiera estado allí, al lado de la solitaria protagonista, como uno de sus fantasmas...