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Scarlett y Donatella Dragna siempre han soñado con ver el mayor y más mágico espectáculo del mundo, a las órdenes del maestro Legend. Pero, tras siete años escribiendo cartas sin respuesta, la mayor de las hermanas pierde la fe en la magia y las ilusiones; su vida ya es bastante dura como para andar pensando en tonterías. Y es justo en ese momento cuando Legend responde a su última carta, invitándoles a participar en Caraval, un concurso donde la locura y la cordura pelean en la línea floja, con un premio sin igual: un deseo. Libro dividido en varias partes, narrando cada noche que Scarlett pasa en Caraval. No son excesivamente largas y, las del medio, personalmente, enganchan más y se leen rápido. Tal y como recordaba de mi primera lectura, el principio es lento y aburrido. La falta agilidad y le sobran un montón de detalles de la ambientación. Scarlett tiene la capacidad de ver, oler y sentir sus emociones de una manera casi física, por lo que hay muchas descripciones, sobre todo al inicio, todas ellas con un tono poético exagerado que me hacía releer para entender bien a qué se refería. Me ha gustado reencontrarme con la historia. Había escenas que las recordaba de una manera diferente a cómo son realmente, y otras que directamente había olvidado. Como ya dije en 2018 con mi primera lectura, Caraval es juego, tanto para los personajes como para los lectores. al estar narrado desde el punto de vista de Scarlett (en tercera persona) vemos y creemos lo que ella ve y cree. Si el juego le engaña, a nosotros también. Como conclusión final, me ha gustado un poco menos que la primera vez que lo leí y no me lo esperaba; de hecho creía que me gustaría más. Así que acabo con un sentimiento agridulce y sin saber si leeré el resto de la trilogía. |
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