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Esta novela se ha quedado en, como su propio nombre indica, una promesa. Una promesa de lo que podría haber sido y no fue. Y es que el premio Booker 2021 no pudo decepcionarme más. Creo que es la primera vez en la que no tengo nada bueno que decir de un libro. Siempre intento hacer balance de pros y contras, de sacar algo positivo a la lectura, pero en este caso no puedo porque lo que me hizo no disfrutar del libro fue algo que yo considero imprescindible: la narración. Nos encontramos ante una narración caótica, desordenada, que alterna entre primera, tercera y segunda persona sin ton ni son. No sabes quién te está hablando en cada momento y, personalmente, tuve que releer párrafos enteros para comprender qué estaba pasando. Los personajes me resultaron indiferentes, no conecté ni empaticé con ninguno. No me parecieron lo bastante desarrollados ni perfilados como para poder comprenderlos y, sinceramente, llegó un momento en el que me daba igual lo que les pasara. Nos dice la sinopsis: "Galgut nos habla también de los cambios políticos y sociales del país (Sudáfrica) tras el fin de la segregación racial." ¿En serio? Yo tuve que buscar información en Internet porque lo que el autor te da son cuatro pinceladas que, o sabes mucho de la historia de ese periodo, o no entiendes ni papa. Y qué decir de la trama... El hilo conductor (la promesa) es pobre y casi inexistente. Llegó un momento en el que lo único que quería era acabarlo. Y lo terminé por cabezonería y porque sentía que si quería dar bien mi opinión tenía que leerlo entero. Le pongo un 1'5 porque Damon Galgut invirtió tiempo y esfuerzo en escribirlo y, oye, eso ya de por sí es un mérito. |
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