Entonces la voz de la madre volvió a resonar en la calle oscura (" ¡Ricky, no! "), y provocó una súbita y explosiva reacción en cadena en el cerebro de Strike, iluminándole la pista de aterrizaje a una teoría que él sabía, con certeza de profeta que lo conduciría hasta el asesino. Del mismo modo que cuando arde un edificio se revelan sus vigas de acero, en aquel momento de inspiración Strike vio el esqueleto del plan del asesino, y reconoció los fallos cruciales que había pasado por alto (que todos habían pasado por alto), pero que permitirían, por fin, desenmascarar al homicida y frustrar sus planes macabros.
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